¿Exteriorizamos?

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Dejaré de lado los ensayos que he estado leyendo, todas esas peroratas sobre los críticos de arte, tantas teorías sobre el porqué la literatura es el más interesante y complejo de los artes, dejaré temporalmente a un lado el gran postulado que se refiere a que la belleza es el símbolo de lo símbolos, dejaré todo a un lado y les comentaré una situación. Hace poco alguien me preguntaba sobre el hecho de compartir y exteriorizar conocimientos. Siempre he pensado que las conversaciones son altamente sobrevaloradas y por ende priman por encima de una escritura o de algún otro tipo de comunicación. Lo oral sobre lo escrito, algo que no siempre tiene por qué ser así.

El interlocutor, dando su opinión, me decía que absorber tanta información y no exteriorizarla no era bueno, ya que quedaba ahí el ciclo y no se dispersaba hacia los demás. Se refería a las conversaciones. Sin embargo, comunicar por medio de la enseñanza, no solo por las simples e improvisadas conversaciones, comunicar por la escritura en vez de la charla, todo eso es también una forma de difundir conocimiento. Difundirlo a la manera de cada quien. Si al leer esto sonríen levemente, estoy ya aportándoles.

Si en una clase de 20 personas, a una le queda la inquietud sobre un libro, hay un avance en la sociedad. Si en un blog que llega a mil personas, hay dos mozalbetes que me preguntan sobre algún término, ahí he dejado huella. Y qué bello es dejar huella. Por lo tanto, asentí y continué mi inmersión en la literatura de James Baldwin, una literatura que me está generando varios interrogantes: ¿porqué el protagonista está en la cárcel?

Me gusta preguntarme muchas cosas, mirar revistas, libros y realizar serendipias y asociaciones entre ellos. Varios simultáneos, sentimientos simultáneos.

Mind the gap

Estos dos días ha habido un respiro en los Tes. Poniéndolo en otro lenguaje: por el nerviosismo se habían bajado mucho de precio y los últimos días han recuperado su bajada. Dentro de todos estos movimientos existe algo llamado Gap. Gap traduce brecha.

Así como en el metro de Londres advierten “mind the gap”, o sea “pilas con la brecha” (para no caerse o golpearse), en la teoría financiera “Gap” es cuando un día un activo cierra a un precio determinado y al otro día, bien sea por razones extremadamente buenas o extremadamente malas, ese mismo activo abre o muy arriba o muy abajo, sin haber recorrido nada en la mitad. Por ejemplo eso ocurrió con los títulos de agosto de 2026: el viernes habían cerrado al 5.86%; pasó el fin de semana, tal y tal cosa, para empezar la semana inmediatamente operando al 6.00%. Podemos describir esto diciendo que cerró al 5.86% y abrió con gap al 6%. No ocurrió nada en la mitad.

Cuando esto ocurre es muy difícil actuar ahí. Hagan de cuenta que ustedes compraron dólares a 3.500 y piensan “si esto se baja a 3.450 los vendo”; resulta que al otro día abre de una a 3.400, ¿ahí qué harían? Es complicado. Mind the gap. Hoy aprendimos entonces que existen los gaps, tanto en la ropa, en las finanzas y en el metro de Londres.

Hay, de hecho, un track súper británico, delicioso, de Drum and Bass, que se llama “Mind the gap”, producido por A.M.C. Se los recomiendo, así como también les recomiendo actuar siempre con transparencia, con autenticidad y sin estar pensando solo en agradar. Ser auténtico al final del año, de la vida, siempre pagará.

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Caramillos, avena y PIB

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Entonces Ernest le preguntó a Gilbert lo siguiente: “¿cuál es la diferencia entre la literatura y el periodismo?”. Gilbert le respondió: “pues que el periodismo es ilegible y la literatura no es leída”. Boom. Luego sigo leyendo y uno de ellos remata diciendo “la única gente real es la que nunca existió”. Boom. Como si fuera poco, una tal Vivian, en otro diálogo, dice esto: “la finalidad del embustero no es otra que la de agradar, entretener, divertir. Constituye la base misma de la sociedad civilizada”. Apenas van 81 hojas de 269 y ya puedo decir que el libro se pagó. Quienes lean esto, tal nivel de ingenio y agudeza, podrían ya adivinar quién es, además ya lo he mencionado otras veces. Sí, es el libro de ensayos exclusivos, se diría que son “rarities”, de Oscar Wilde. Qué delicia, en verdad.

Así va la vida, con un mercado que tiene sus respiros a la baja pero que va mostrando figuras alcistas. Hoy salieron bastantes datos: salió una confianza industrial de 5.7, menor al dato anterior de 11.5; en Estados Unidos también salieron datos, como el del PIB, cuyo dato fue de 2.1% en su versión anualizada. En general todos los datos son buenos, así que eso motiva buenas decisiones.

Tomar decisiones en situaciones así es complicado. Pero, así como leí por ahí, es el miedo la fuerza que permite luchar por la esperanza. Lo dijo William Cowper, un poeta inglés, pero respecto a las frases célebres, lo de menos es quién la dijo. El autor no le resta ni le aumenta importancia al texto. A veces importa más el milagro que el santo.

Aquí sigue todo, con bebidas de avena, transmilenios, gaseosas, caramillos (aprendí que un caramillo es una flauta), cuadernos y lapiceros (que aquí les dicen esferos). Nunca paramos de aprender.

Las masas, las velas, el público

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Vamos primero con algo de realidad numérica: estos dos días los precios de los Tes se han bajado impresionantemente, ya que se han subido sus tasas varios puntos básicos. Por ejemplo, el viernes los títulos de agosto de 2026 estaban al 5.785% y ahora, hoy martes, están al 6.07%. Eso, para un solo día, es un gran desplazamiento, lo cual se puede traducir en una gran pérdida o en una gran ganancia, dependiendo del lado en el que se esté.

También tenemos un dólar a 3.464 pesos, reflejando a unos operadores nerviosos. Afuera, también tenemos un peso chileno que va por los 794 por dólar y un peso mexicano a 19.5. Hay protestas, noticias, velas japonesas que muestran aparentes comportamientos, niveles de compra, se radicarán reformas, hay comités y hay descontento. Aquí siempre a la espera de que todo en algún momento se vaya solucionando.

Seguimos siendo partícipes de un momento histórico; siempre lo somos. Lo único que nos queda es esperar mejoras. Estamos hablando de las masas y de cómo estas se comporten, de cómo ellas en su conjunto realizarán acciones para ver esto cómo se va solucionando.

Respecto a las masas, hay una frase que leí precisamente ayer en el libro que leo de Oscar Wilde. Hay un ensayo llamado “El crítico como artista: con algunas observaciones sobre el arte de hacer nada”. En este ensayo uno de los personajes dice “el público es prodigiosamente tolerante; todo lo perdona menos el talento”. Tal vez sea verdad. Y también tal vez la utilidad de la naturaleza sea ilustrar las citas de los poetas. La utilidad del paisaje.

Mañana les hablo de más libros y de más números.

Oak y el blues de Beale Street

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Dentro de tanta turbulencia financiera, a veces es necesario esperar que todo se calme, ya que actuar o tomar decisiones cuando las cosas están tan calientes, actuar así es peligroso y puede llevar a posteriores arrepentimientos. Ante el nerviosismo es mejor esperar, no es sostenible que algún activo suba o baje infinitamente. No hay pesimismo ni optimismo absoluto. Hay que sentarse, mirar los eventos y pensar en que cada día trae su afán. Ante Tes de 2026 al 6.005%, junios de 2032 al 6.658% (bastante altos) y volúmenes al alza, es mejor no actuar y esperarse. Tomarse un Chai Latte con leche normal de Starbucks, con algo de vainilla y canela. Endorfinas, azúcares y café: vengan y actúen. No todos los días puede haber subida de 19 puntos básicos, no es sostenible.

A propósito de azúcares, hace rato no les hablaba de gastronomía. Ayer degusté una hamburguesa en un excelente y recomendado sitio de Quinta Camacho, llamado OAK. La mordía, la besaba, le echaba salsas, me comía una papa en casco, la compartía con los otros comensales (todas mujeres y hermosas, todas las edades y amores), hubo ensaladas y costillas ahumadas. Es más, dicen que es el mejor sitio de delicias ahumadas de la capital. Gastronomía y literatura, calorías y letras. Por último, el postre era una explosión de migas de galleta con masmelos, esos mismos que uno quema en la fogata. Fue una experiencia deliciosa en Oak, previo a la arreglada del pesebre y al avance en mi libro “El blues de Beale Street”, que les mencionaré a continuación.

Este libro trata sobre la Nueva York pobre y de raza negra de los años 70s. Ahí voy, este es un clásico de la literatura norteamericana, me está encantando mucho, además luego de haber leído a Herta Müller, este es mucho más relajado y ameno.

La vida tiene que seguir, debemos seguir comiendo, debemos continuar respirando, esto no puede ser el fin.

Y sí, hay días así. Difíciles. Pero estos días sirven para valorar los días positivos, los días que vendrán.

La decadencia de la mentira

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Empezaré defendiendo la tesis referente a que si quieren ver lo de siempre, las cadenas de mails y de videos, pues ahí están los periódicos y los noticieros que transmiten en vivo. Si quieren ver algo diferente, los invito a que continúen leyendo. Opriman entonces el botón de Play.

No sé si la música me persigue o si yo la persigo a ella. No sé, siempre me empiezo a ver una serie y llega un track que crea una situación indescriptible. En el primer capítulo de “The umbrella Academy” bailan un clásico del pop ochentero, “I think we’re alone now” de Tiffany. Así va empezando esa historia, así voy atando todo, de la misma forma en que acaba el libro de Herta Müller y empiezo a maravillarme con un libro re-editado de Oscar Wilde, llamado “La decadencia de la mentira y otros ensayos”. Estoy absolutamente maravillado, son unos ensayos bastante exclusivos y muestran, con todo su esplendor, la posición intelectual del autor. Si queremos conocer (o desconocer) a la sociedad, debemos leer a Wilde. Se publicó en 1889 y está más vigente que nunca.

La vida tiene que continuar. Hay que seguir haciendo mercado. Las letras tienen que seguir, incluso por encima de las palabras. No toda la comunicación tiene que ser oral, muchas cosas se pueden expresar de manera escrita. Los sacudones son necesarios y de ahí siempre salen cosas buenas. Lo que no puede existir es la histeria colectiva, esa sí no lleva a nada.

Bueno, como dice Wilde: “Ese don encantador y peligroso de diferenciarse de los demás”.

P.D. Hago un guiño a la gente del midtown New York, allá llega la vida en finanzas también. La cultura, eso sí, viaja a todos los lados.

La efímera sapiencia

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El tiempo puede ser nuestro enemigo o nuestro aliado. Lo podemos usar de la mejor o de la peor manera; además, ese criterio para decidir si algo está mal utilizado pues es bastante subjetivo, depende de cada quien. Como siempre y como lo hago en el 100% de los casos, lo que yo hago es obrar por mí, no esperar nada de los demás y por lo tanto tampoco criticar nada de los demás. The bubble. Por mi lado sé en qué gastar mi tiempo. Leer, escribir, crear, actuar. Más que todo, por encima de todo, crear. Crear ritmos y frases.

Una de mis facetas transcurre bajo estos paradigmas que mencionaré a continuación: Tenemos un mercado de Tes nervioso, que puntualmente hoy ha tenido bajo volumen y que tiene estas rentabilidades aproximadas: títulos de vencimiento 2028 al 6.097% y de 2034 al 6.545%. Hay dólar a 3.435 pesos y ayer salió una noticia sobre la agencia calificadora Fitch: ellos mantuvieron la calificación BBB- para nuestro país, pero dentro de su informe existen bastantes recomendaciones a futuro. ¿Qué tan malo puede ser? no lo sé. No sé nada. Solo puedo usar mi tiempo minimizando esa efímera sapiencia.

Wow, debo contarles algo: ayer degusté un rollo de queso, cuya marca es Siete Cueros. Tengo pendiente averiguar porqué se llama así: el hecho es que fundí su ser, su también efímera esencia, dentro de una piscina de arequipe y por ende se sublimó su sensación cauchosa con el dulce de leche. Cerraba los ojos en el entretanto, mientras tomaba capuchino y oía synthpop traído desde la estratosfera.

Luego terminaba, ya casi, ya faltan solo 10 hojas, de mi libro de la Nobel Herta Müller. Así se va invirtiendo el tiempo.

En mi caso, el tiempo es mi amigo y mi cómplice.

El porqué de un título, nuestra individualidad

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Ella es herta müller

Me encanta llegar al preciso momento, durante la lectura de un libro determinado, en el cual descubro el porqué del título.

Lo pongo como un postulado relevante debido a que no siempre eso se va dando tan fácilmente. Quienes leen y escriben bastante me darán la razón (I hope, I think, I know como cantaba Oasis). Anoche leyendo la página 121 de “La piel del zorro” de Herta Müller averigüé el porqué y fue mágico. Así como cuando descubrí el de “Mañana en la batalla piensa en mí” de Javier Marías, también se produjo un momento delicioso. Claro, este tema pareciera no ser relevante, si abrimos el periódico hay otros temas, pero a veces esas cortas, esas efímeras serendipias son las que le ponen el condimento y el azúcar a la vida.

Si interpreto más allá, y leo algo de esa Nobel alemana, me dice ella que existe “un cansancio que cierra los ojos entre alambres y óxido, un cansancio que enfrenta caras iguales y envejecidas en el tranvía”. Podemos hallar la analogía que más se ajuste. Con el mercado, con las ciudades, con lo que pueda ocurrir mañana. No sé. El universo de las interpretaciones es el único universo infinito.

Recordémoslo siempre: la esperanza y la paciencia son las dos virtudes. Yo tengo la esperanza de que todo será para bien y la paciencia para afrontar lo que vaya viniendo, paso a paso. I hope I think I know.

P.D.: Sean como son, no quieran cambiar solo porque les toca o porque se lo exigen. Si alguien habla de ustedes, no importa. La individualidad es el mayor tesoro que podemos tener, es lo que nos hace humanos y únicos. Piensen en eso.

Chvrches, Nena, musique y Tame Impala

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Siempre la música está presente, es una de mis tantas pasiones. Y lo chévere, lo interesante del asunto es no solo oírla, sino mezclarla en los decks de Pioneer. Es esa música la que sirve de telón de fondo del mercado financiero, los loops musicales Vs los loops de las plataformas de negociación, mientras sigue la incertidumbre, ya mencionada de manera luenga en mi post del día de ayer lunes. Pero hoy no escribiré sobre los temores, si hay que escribir sobre algo malo es mejor no escribir, tal vez es por eso que no leo noticias ni columnas de opinión.

Hay por aquí unas observaciones. En el último capítulo de la primera temporada de Baby suenan dos tracks de Chvrches, uno de mis grupos favoritos. Nadie plasma el synthpop de una mejor manera que ellos. Luego leo “La piel del zorro” de Herta Müller y corroboro que es uno de los más difíciles que he leído, solo superado por “El Villorrio” de Faulkner y el mítico “Ulises” de James Joyce, al cual le gasté cuatro meses ininterrumpidos de mi vida lectora, por allá en el 2012.

Suena la música. En la serie “The politician” suena mi canción favorita de Tame Impala, “Yes, I’m changing”. Luego hago una pausa y oigo el mejor track del momento para mezclar, “Umami” de Heerhorst. Nada va a pasar el jueves, lo sé, pero está bien advertir y prevenir. Luego en Dark suena el gran clásico ochentero de Nena, llamado “irgendwie, irgendwo, irgendwann”. ¿cómo hubiera sido ser adolescente en los ochentas?. Retomo a Herta Müller y le sigo haciendo coqueteos a un libro eterno que nada que acabo, por más que lo retomo y retomo: “El tiempo recobrado” del gran Marcel Proust. Todo mientras el dólar va a 3.439 pesos. Tes rompiendo canales y paradigmas.

Los clientes preguntan y los precios se van recuperando. Todo siempre tiende a mejorar, de eso estoy seguro.

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Visiones sobre el futuro

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El mercado continúa. Ahora hay muchos inversionistas nerviosos por lo que pueda ocurrir el jueves 21 de noviembre. Ha habido bastantes iniciativas por parte de muchas instituciones para mitigar riesgos: cancelación de clases, lugares alternativos para trabajar. La junta directiva de la vida en finanzas se ha reunido y ha decidido que no hay porqué preocuparse, habrá marchas, seguro va a haber problemas en el tráfico, pero no será trágico. El Jorge del futuro, quien bien podría confundirse con Jonas, ya viajó al jueves y vio todo: no hay nada de qué preocuparse, no seamos fatalistas. Habrá basura, sí, nada más. Mi lema es el optimismo, siempre lo será.

Decía Clarence Day que el amo y señor de la razón es el instinto. No nos dejemos llevar por instintos negativos, ya que eso se traduce en malos resultados. Dejemos que todo ocurra de la mejor manera, si queremos un mejor futuro esto debe fluir de manera positiva, no negativa por favor.

Aquí sigo pendiente. Por otro lado, no dejemos de hacer lo que nos gusta: eso, además de estar con quienes queremos, es lo que motiva a vivir. Imaginen que por algún sentimiento exacerbado las fuerzas colapsen y que se produzca algo de lo cual estar arrepentido después. Eso no puede ocurrir. Puntualmente hoy, los mercados estuvieron quietos y mucha gente me llamaba a preguntarme. ¿Qué ocurrirá? ¿Cuál será el resultado?

El Jorge del futuro ya lo vio. Todo siempre mejora, el Apocalipsis no existe aun.