Entre relatar y divagar

 

Pienso que hay dos propósitos a la hora de escribir: el primero es relatar y el segundo es divagar. Tratar de divagar al momento de relatar es un híbrido y es uno de mis propósitos. Incluso ayer, mientras cerraba un paréntesis de los tantos abiertos, en otras palabras mientras terminaba un libro al calor de un capuchino delicioso, leí algo bonito: “la paz real no es la simple ausencia de guerra, es la improbabilidad de la guerra”. Es algo interesante puesto que ahora el mundo, si bien tiene violencia, comparado con otras épocas no tiene guerras, no tiene imperios, no tiene invasiones. La paz le ganó a la guerra, esto es algo irrefutable, los buenos siempre ganamos. Son divagaciones: ayer caminé, conocí mucha gente, observé, miré el cielo y ocurrió algo que no imaginé: un nivel de compras impresionante en el mercado de los Tes.

 

Si quieren dimensionar ese nivel de compras, no más piensen en que hubo unos títulos, los que vencen en 2024, que habían cerrado antier al 6.45%, luego abrieron con gap al 6.405% y cerraron ayer al 6.365%. Sí, esto no fue una divagación sino un relato, de ahí la mezcla, pero si quieren un buen ejemplo de compras, el anterior es uno de ellos.

 

Ayer logré una perfecta tetralogía de eventos, uno tras otro, reuniones y ágapes en los que pude conocer mucha gente. Dentro de estos tuvimos los premios Portafolio. Su director Ricardo Ávila dijo una frase que resume nuestro mercado financiero: “un dólar llegando a $3.300 puede ser una buena noticia para algunos, pero devela nuestra fragilidad”. Es algo cierto. Luego hubo cocktails, rooftops y demás. Como les digo, gente maravillosa.

 

Relatar y divagar, así es. Es mi propósito y ayer lo corroboré aun más.

Spoilers sobre el niño Dios

 

Les hablaré de un término bastante curioso pero para ello primero diré su definición y luego el nombre del término como tal. Empecemos con la definición: resulta que necesito hacer alguna transacción para diciembre, usemos el típico ejemplo del dólar. Yo quiero saber a cómo va a estar el dólar en diciembre porque necesito comprar unos regalos (spoiler: el niño Dios son los papás), de pronto una bici o una capitana Marvel. No sé si comprarlos hoy o esperarme al 22 de diciembre, entonces voy a donde mi analista amigo, el amigo de toda la vida que estudió Economía y es buenísimo para los números. Él me dice: “no, hermano, el dólar va a subirse para diciembre, el 22 de diciembre va a estar más alto que hoy, va a estar a 3.200”.

 

Supongamos que yo, uno de los tantos niños Dios, soy un influencer entonces voy a alguna red social. Hay una de un pajarito azul que se llama Twitter entonces pongo este mensaje: “hey amigos, el dólar va a estar a 3.200 el 22 de diciembre, #pilas #dólar #niñodios #spoiler”. Todo el mundo lee el mensaje y piensa, para sus adentros y para sus afueras, que debe comprar de una vez puesto que me creen y se va a subir más. Entonces todos empiezan a comprar. Supongamos que esto se volviera masivo.

 

Podría ser que el dólar se trepe por todas esas compras y que llegue efectivamente a 3.200 pesos para esa fecha. ¿qué tanto fue porque así iba a ser de todos modos y qué tanto fue por la creencia al postulado inicial?

 

El nombre de este término se llama “Profecía autocumplida”.

Premio Simón Bolívar y Universidad de Los Andes

Hoy entro al campo de la objetividad y la descripción. No haré ninguna divagación o exaltación, solo contaré tres cosas del campo académico y de la transmisión de conocimiento, cada una en un párrafo. Aquí va entonces, mis lectores: anoche estaba invitado a la ceremonia del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar pero no pude asistir. Por lo tanto, me vi la transmisión en stream. El invitado era Bill Adair, creador de Politifact; hubo excelentes discursos, documentales y un jurado impresionante. Se premió la originalidad, la innovación, el impacto social y la ética. El próximo año sí iré como asistente y me encantaría algún día ir como nominado.

Segundo tema: el 14 de noviembre hubo una interesante reunión entre académicos neozelandeses y colombianos, dentro de un concepto llamado “Challenge your Knowledge”; esto fue en la Universidad de los Andes; Nueva Zelandia es el mejor destino para la educación, hay acercamientos y se vendrán muchas alianzas, muchas cosas que les iré compartiendo. Cada vez nos volvemos más internacionales.

 

Y por último algo que va a ser épico. El próximo lunes y martes (19 y 20) se llevará a cabo el II Congreso Internacional de Mercados Financieros, también en la Universidad de Los Andes. Habrá muchos conferencistas de varias entidades, si quieren más información me avisan. Por allá estaré como invitado.  Se hablará de perspectivas, tasas de interés, sector bancario, modernización y mil cosas más.

 

La Gran Hambruna de Bengala y el bitcoin por debajo de los 6 mil

 

Así suene a frase cliché, es verdad que entre más averiguamos cosas pues más queremos averiguar y más nos damos cuenta de lo que desconocemos. Lo anterior lo viví en carne propia ayer debido a dos cosas que leí. En primera instancia, leí una noticia que gritaba a los cuatro vientos, como anunciando el fin del mundo, que el Bitcoin, la más famosa, stylish y coqueta de las criptomonedas (es coquetísima), había bajado de precio, había roto los 6.000 dólares y andaba cerrando por los 5.674 dólares. Me puse a averiguar y entramos al terreno del lenguaje chino, del arameo: dicen que hubo problemas con su bifurcación llamada Bitcoin Cash, con otra moneda llamada TrueUSD y con una plataforma llamada Bitmex. Todo esto, más unas razones de tipo tecnológico específicas del proceso del minado, explicaban el fenómeno. Aprendí algo, pero me di cuenta del gran vacío conceptual al respecto.

 

En segundo lugar, iba caminando, me rozaba el viento en el rostro, cubierto este parcialmente por mis gafas azul turquí traslúcidas. Comía un postre, leía a Wilde, pero también leía uno de los últimos capítulos de “De Animales a Dioses”. Hablaban de cuando invadieron India, época de 1.700 y pico, ; durante esos años se desató una Hambruna que mató 10 millones de personas. Léase bien, 10 millones de personas: esto se llamó la Gran Hambruna de Bengala. No lo podía creer, no lo sabía, es una cantidad absurda, me puse a averiguar sobre India, sobre esa época imperial y claro, surgieron muchas dudas más.

 

Qué delicia. Cuestionarse y también desaprender. Tal vez esto último sea la mejor forma de aprender.

 

Oscar Wilde, José y el campo de lo lógico

 

Es curioso pero real: nos gusta medir y contar las cosas. Hace poco Mickey Mouse cumplió 90 años, el fin de la Primera Guerra Mundial cumplió 100 años, el gobierno del presidente actual de Colombia cumplió 100 días y bueno, qué mayor y más diciente ejemplo de medir años que el mismo año en el que estamos: 2018 es el número de años que lleva de nacido Jesús. Ya que hablo de Jesús, en la Biblia hubo un personaje, José, uno de los hijos de Jacob. Fue alguien interesante y algo de su vida he estado leyendo en “José y sus Hermanos” de Thomas Mann. Lo que resalto de aquí es que Thomas noveló su vida; es decir, basándose en fragmentos del Antiguo Testamento, el escritor alemán le agregó ficción. Lo noveló. Algo bello es que José era interpretador de sueños.

 

Por otro lado, mis amigos de Reuters entrevistaron a 15 analistas de nuestra sociedad, que muy bien en su libro define Yanis Varoufakis como Sociedad de Mercado y la distingue de la Sociedad con Mercados. En la entrevista, en promedio, los analistas ven que por las polémicas propuestas de financiamiento, la inflación podría subir 245 puntos; podríamos llegar a 4.80% o 5.0% el otro año. Este sería un argumento que, según ellos, podría dar pie a que el Banrepública suba tasas.

 

Debo condensar mis ideas, mil ideas en máximo 300 palabras. Les dejo algo de otro libro que leo, el de Conversaciones con Oscar Wilde, escrito por A.H. Cooper-Prichard. Es la locuacidad al 100%. Entre tantas cosas, él dijo: “nada tan peligroso en el mundo como ser completamente lógico”.

 

Con esto me retiro, por hoy. Es lo lógico. Mañana les cuento más.