Defendiendo la Ilustración, los disfraces y las tasas

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Escribir implica dos conceptos bastante amplios pero a su vez bastante estrechos: libertad y responsabilidad. Libertad, porque en últimas estoy escribiendo lo que yo quiero, no estoy en un régimen, y puedo elegir qué palabras usar. Responsabilidad, porque no puedo excederme, no debo ofender y siempre debo promulgar el buen juicio y ante todo el respeto. Mientras se tengan en cuenta esas dos aristas todo está dado.

Es esa libertad por la que tanto lucharon en la Francia de 1700 , esa misma libertad despertada e incitada por la Ilustración. De hecho, tengo un libro que estoy leyendo poco a poco, llamado precisamente “En defensa de la Ilustración”, escrito por Steven Pinker, un gran intelectual (en últimas todos lo somos si queremos), psicólogo y profesor, quien se ha dedicado a estudiar al ser humano y es totalmente positivo hacia el futuro. Este libro trata de cómo la sociedad sí está mejorando, sí estamos mejor que hace 100, que hace 50 años. Y lo demuestra con hechos.

Estoy de acuerdo con él, cada vez estamos mejor.

En el mercado financiero, ayer ocurrió algo importante: En Estados Unidos bajaron tasas, del rango 1.75%-2.00% al rango 1.50%-1.75%. También bajaron las tasas de interés que pagan sobre los excesos: del 1.80% al 1.55%. Esto produjo un nivel de compra en los Tes ayer antes del cierre. Por ejemplo los de octubre de 2034 habían operado al 6.30% y terminaron cerrando al 6.26%. Hoy jueves incluso operaron al 6.22%. Están comprando varios activos en Colombia y sus precios se han subido. No sé si la gente esté esperando algo raro, pero hoy aquí en Colombia deciden qué hacer con sus tasas de interés. Están al 4.25% y se espera sigan igual.

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Hoy es fin de mes y ya veremos qué va ocurriendo. Por mi lado, tengo mi disfraz de caballero Jedi de día, aquí en horario laboral, y de Hopper, el policía de Stranger things, de noche, en horario familiar. Y sí, puros disfraces Ilustrados.

El río caudaloso teñido de blanco

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El estilo de literatura cambia dependiendo del país, de eso me he dado cuenta. No soy experto, claramente, aquí lo único que hago es soltar una ristra de letras exponiendo alguna postura y, primordialmente, pasando un buen rato en la consecución de los insumos y en la posterior organización para escribirlos. Eso es un placer. Como digo, no soy experto, pero me he dado cuenta que la literatura japonesa es muy lenta y no es ágil. Digamos que es cotidiana, es descriptiva, hay muchos espacios callados en los que una niña se percibe a sí misma, se enfrenta a sus fantasmas, camina y va a un acantilado. No hay mucha pasión, diría yo. Por ejemplo la literatura chilena es espectacular, tiene mucho de revolución y de recuerdos hacia lo pacífico. La rusa es tan histórica y fría. Los poemas de Günter Grass alemanes tan estáticos. Hay de todo.

Por eso me sorprendí. Cuando estaba de jurado llevé varios libros, entre esos “El gato que venía del cielo” de Takashi Hiraide. He leído varios títulos japoneses y este no lo parece. Está muy bueno, ahí vamos. Les dejo una frase linda que apunté de ahí: “la luna llena fluía como un río caudaloso teñido de blanco”. Beautiful. Ahí les dejo el dato, para que lo consigan por ahí; es más divertido un libro que un noticiario.

Siempre es importante tener referencias. A un día sabemos que la tasa es 4.25%, no lo olviden; a un año tuvimos subasta de tes cortos al 4.645%; a 2024 la tasa de referencia es 5.22%, y así sucesivamente. Es importante tener esto en la cabeza, así como la tasa ideal para un proyecto: según el modelo CAPM es aproximadamente 13.1%. Así que si están en un proyecto de emprendimiento, algún negocio nuevo que quieren gestar, deben saber que una tasa de referencia es el 13.1%.

Sí, hay que volar pero con los pies en la tierra. También eso se llama Equilibrio.

To think or not to think

Siempre trato de dedicar buena parte del día a pensar, o por lo menos a tratar de pensar. A veces me quedo quieto mirando las huellas dactilares de mi dedo índice, veo que los surcos son como los de los discos viejos. Cuando estoy así ojeo y hojeo un libro de poemas, solo para ver su cadencia, saco de ahí algunas palabras y vuelvo. No soy de poemas, soy más de prosa, pero lo abro solo para ver tres líneas. Oigo una canción, avanzo uno de los 4 libros, apunto algo, hago click en alguna postura.

Trato de realizar lo operativo para luego volver a lo creativo. Pensar, actuar, operar, comprar, vender y luego volver a pensar. Siempre tengo la frase de un analista económico que decía: “la economía va para un lado y el mercado para otro”. Es cierto, de hecho para bien o para mal lo que importa en últimas es el precio a lo que se transa algo, no a lo que debería, ni a lo justo, ni a la expectativa por promedios móviles. Puedo querer comprar algo pero sino lo hago, todo queda en anhelos. Entonces la tesis es que la lógica puede ir por un lado y la realidad por otra.

Así son los mercados financieros, no importa si es valor razonable o costo amortizado. Si es una acción o un proyecto de infraestructura, en últimas lo que importa es el precio transado, no lo que lanza un modelo (tal vez sí importe lo que lance una modelo). Así va el segundo día de semana, martes, llamado en Colombia fin de bisemana. Las expectativas siguen y mañana los operadores estaremos pendientes de las tasas en Estados Unidos: se espera que las bajen del rango 1.75%-2.00% al rango 1.50%-1.75%.

Yo sigo aquí, pensando pero también actuando. La mejor combinación.

Un día lluvioso en Nueva York y una tarde soleada en Bogotá

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El sábado pasado tuve uno de los mejores planes posibles. Quitando conciertos y gigs musicales exuberantes, hay un plan que amo: ver a Woody Allen en cine; es un poco mejor que solo ir a cine, ya que en estas películas se crea una atmósfera de diálogos y perspicacias inalcanzable por otro autor. Además iba con mi prometida, o sea mi esposa. Sigue siendo mi prometida porque todavía se sigue gestando un futuro prometedor.

Lo que les decía, fui a verme la nueva de Woody Allen: Un día lluvioso en Nueva York. Muchos lugares comunes, el mítico Central Park, las carrozas y hubo algo curioso, esto lo descubrí yo y no sé si esté equivocado: el personaje principal, actuado por Timothée Chalamet, va a tocar piano al hotel Carlyle, y recordé que Woody Allen, él mismito, cada cierto tiempo va allí a tocar jazz. En la vida real. Es eso urbano y cotidiano que me encanta de sus películas. La cultura en los diálogos, que por ejemplo Elle Fanning haga algún comentario sobre Virginia Woolf y cause gracia. Creo que en ningún lugar converge más la cultura, el cine y las letras, que en una película de estas.

Ayer en Bogotá estuve de jurado, con una tarde soleada de hamburguesas de afán en Boho. Todo salió bien, el balance fue bueno y la camaradería aun mejor. Unas mesas con más votos que otras, unas más animadas, pero al final todo se cuenta bien, se van los sobres a claveros y así. Como decía yo en mis frases: los votos de castidad no deben ir al sobre de claveros sino al de clavados.

Hoy lunes empieza el mercado. Tenemos títulos de mayo de 2022 al 4.925%, bajo un clima de insatisfacción general en varios lados (Chile, Barcelona y demás). Hay un dólar que ha respirado un poco (3.380 pesos) y varias perspectivas negativas sobre las tasas. Aquí estoy, ya saben.

Lo bueno de la cultura es que se puede mezclar con todo.

Viernes, sábado, domingo

“Hell is empty and all the demons are here”. Gran frase de Shakespeare que no leí en un libro sino al inicio de un capítulo de Dark. O ya no recuerdo si era en Dark o en Baby, en alguna de esas dos lo leí. Una serie alemana y la otra italiana, poniendo frases británicas para un lector colombiano. La globalización. Leía entonces que el infierno está vacío porque todos los demonios están aquí. No estoy muy de acuerdo con Shakespeare, es más, puede que él no lo haya pensado sino que lo haya escrito para uno de sus innumerables personajes. No creo que existan los demonios ni el infierno, sino más bien uno decide si quiere que existan, uno decide si quiere crearlos o más bien mantenerse al margen. Así empieza este viernes, con nubes en el cielo. Ese cielo sí que existe.

Habíamos visto hace unos cuantos días el dólar a 3.499 pesos, prácticamente 3.500. Hoy abre a 3.399, cien pesos abajo. Recordemos también que por lo general si el dólar baja de precio, inversamente los títulos del gobierno suben de precio. Ha habido canjes, Chile bajó tasas de interés y la confianza industrial en Colombia subió de 10.5 a 11.5. También cumplió 80 años Marvel (atención, que no Marbelle, sino Marvel), los héroes de los cómics. Para que nos hagamos una idea de los Tes, una referencia benemérita de ellos, los que se vencen en 2034, bajó de tasa en una semana del 6.353% al 6.185%, o sea en precio se subieron de 108.515 a 110.569. Too much.

Esto es lo que ocurre. Mi misión en la vida es impregnar. Impregnarles algo de todo lo que percibo en el mundo. Estoy ya casi acabando un libro de Ray Loriga, llamado “Sábado, Domingo”. Es una lectura ágil, con solo dos capítulos, uno llamado Sábado y el otro llamado Domingo. Impresionante, si un libro te lo lees en 4 días o algo así, es porque te tiene cautivado.

Viernes, sábado y domingo.

Un canje de deuda y una mezcla

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Me han preguntado ya bastantes veces qué es un canje de deuda; la pregunta va porque precisamente hace un par de días el gobierno hizo uno. La forma más didáctica que puedo usar para explicar este concepto a una niña de 11 años o a un psicólogo, incluso a mis tías crucigrameras, es la siguiente: imaginen que tienen ustedes bastantes deudas, tienen la clásica postura a una cuota cuando van a almorzar o compran maquillaje y mecato en Farmatodo (yo le digo compras farmatodunas), tienen deuda a 6 meses, tienen la deuda del carro a 5 años y la también mítica hipotecaria a 15 años. Resulta que ya deben pagar una de esas deudas y tres días antes del vencimiento, luego de consultarlo con la almohada, van donde el asesor y le dicen: “mira, dentro de tres días se me vence una deuda y pues mira, no sé, estaba pensando si es posible refinanciarla dos añitos más; si es posible, puedo pagar un poco más de tasa, qué sé yo, pero para mi flujo de caja me sirve más prorrogar la deuda”. Básicamente eso hizo el gobierno con sus títulos.

El gobierno tiene una deuda que vence en 2021, manifestada esta en títulos indexados a la UVR, o sea que aumentan a la par de la inflación. Entonces de esos refinanció 5 billones, es decir que no los pagará en 2021 sino en 2027 y 2037. Cada día traerá su afán. Eso es lo que debemos saber. Como con las noticias, lo que necesitamos es saber los titulares, los hechos puntuales, no más; si queremos detalles leamos una profusa novela.

O si quieren más detalles, los invito a que oigan mi nuevo mix:

https://www.mixcloud.com/jorge-ruiz8/the-man-cave-sessions/

Que lo disfruten.

Sobre la necesidad de escribir

Durante los últimos meses no había escrito nada. Sí he leído muchas cosas, también por cierto en mi cuaderno apuntado cosas, pero plasmarlo en párrafos no. No lo sé, no hay excusa pero tal vez precisamente decir que no hay excusa ya se convierte en una excusa como tal; es admitir inmediatamente que existe algo implícito que me frenaba. Saturación, ganas de ver otros proyectos, la eterna desviación acérrima hacia la música, varias cosas.

La gente me preguntaba qué había pasado con la vida en finanzas. Me decían que siempre, a eso de las seis de la mañana, la notificación en el outlook, o cualquier otro programa receptor de mensajes, anunciando la llegada de mi correo mañanero se convertía en su propia alarma despertadora. Unos lo leían en el carro, en el bus, en el Transmilenio, en el metro de París o en el de Nueva York. Todo se detuvo. Sin embargo, esa misma falta de escritura se reflejaba en que ya algún mail laboral se tornaba más largo y con más explicaciones. Cualquier chat con algún amigo para explicarle cómo llegar a una dirección determinada se volvía en una perorata de ideas. Mis cuadernos de apuntes se volvieron más gordos. Todo empezó a acumularse como en un acantilado. El agua que se va rebosando.

Leí muchos libros, casi todos de manera simultánea y pocos de manera exclusiva. Apunté frases y creé otras más. La necesidad de escribir se traducía en que algún saludo se volvía un poema. Estudié y realicé presentaciones para clases de finanzas, siempre dando lo mejor de mí. Trataba de lograr buenos trades, ejecutando el eterno adagio de comprar barato y vender caro. Leí a Antonio Skármeta y su fenomenal obra “Los días del Arco iris”. No imaginé que este libro me fuera a absorber tanto, tan intensamente pero a su vez en tan poco tiempo (duró tres días apenas la lectura), debido a que el tema era el siguiente: un publicista debía cranearse una buena campaña para el No a la reelección de Pinochet, en una época ochentera allá en Chile llena de agonías y sentimientos de inconformidad hacia la política. (a propósito, qué mano de letras Ch: pinochet, chile y ochentero).

¿Cómo podría interesarme esto? lo hizo, vaya que lo hizo. Aunque esto no cambia en mí la postura: de hecho, debido a mi apatía política pensaba que no, pero me doy cuenta que en verdad tengo mucho en común con los políticos: principalmente que ninguno de los dos sabemos nada de política.

También pasaron otros libros, poemas borgeanos matemáticamente abyectos y abstractos, pasaron también textos académicos, Carlos Ruiz Zafón de nuevo, Nick Hornby, Philippa Gregory, más libros de los cuales hablaré luego, tracks de techno casi sacados con lupa, artistas poco conocidos y al final todo vuelve a confluir. La cultura y la curiosidad, indefectiblemente, por algún lado se desbordan.

La función tiene que continuar. Y siento que la mejor forma de agradecer por tan maravillosas lecturas que ofrece el mundo es precisamente escribiendo. Contándoles historias, vivencias, esa necesidad infinita de dejar una sonrisa o un anhelo a medida que llegamos al punto final. Alguna huella.

Es devolver el favor. Vida solo hay una, pero mundos sí puede haber varios.