Lilac Cherry blossom. Leo lo anterior y me suena delicioso, exuberante. Ahora en español: flor de cerezo, también me suena delicioso. Recuerdo haber tomado ayer té blanco con esa flor; además guardé la botella morada, que por cierto es muy bella. Ese té lo tomé a las 11:37am y lo recuerdo ahora mientras me solazo oyendo a DJ Boris y a Dubfire a todo volumen. Ahí van dos sentidos: el del gusto, cuyo órgano esencial es la deliciosa lengua y el del oído, cuyo órgano esencial se recubre de audífonos Bose con función aisladora de sonidos externos.
A veces hay empinamientos y a veces hay aplanamientos neurálgicos en las curvas de los Tes. A veces el mercado se cansa y a veces se exacerba: hay varios medidores de esos fenómenos, a veces un 7.055% en los junios del 32 dice algo. Hay Z-spreads, curvas y comparativos con otros países: por ejemplo la tasa de referencia de Brasil está al 6.75% y la de Chile está al 2.50%. Esto lo escribo mientras le rasco el lomo a mi perrito Yorkie, un perrito peludito y diminuto cuyo nombre, Cristo, genera curiosidad. Con él ejerzo el sentido del tacto.
Tengo también mi loción Lacoste en empaque de 50 mililitros; quienes se acerquen a mí podrán percibirlo y así satisfacer su sentido del olfato. Por último, el sentido de la vista, ese que tanto me gusta, lo ejercí mirando un calendario que me regaló mi hijita mayor: es del Metropolitan museum de Nueva York. La foto del mes de marzo es del Brooklyn bridge de 1946, tomada por Brett Weston.
Cinco sentidos en un solo día, tal cual.