La fábula de Beatrix Potter y el conejito trader

Los conejos son unos animalitos muy bonitos. Además de tener cara como de pícaros, ahí con sus muelotas y sus orejas largas, sirven siempre para ser ilustrados en cuentos, bien sea de final triste o de final feliz. No importa si los cuentos son de decepciones, de desamores o de alegrías. Existió una ilustradora y escritora llamada Beatrix Potter, nació en 1866 y murió en 1943. Escribo sobre ella porque ya me la he encontrado en bastantes búsquedas y escritos; cuando eso ocurre es por algo: yo también escribo, hago dibujos, soy infantil y ……. pues soy muelón.

 

Entonces hablemos del conejito trader. Él iba por el bosque con su corbata y con un sándwich, una Milky Way y un jugo que le había mandado la abuela conejo, antes de partir en el bus del SITP. Ese conejo ayer vio subir el petróleo de 60,95 a 61,19 dólares, vio aplanarse la curva y vio bajar las inflaciones implícitas. Iba el conejo por el bosque y miraba las plantas de spreads: una decía que el spread entre agostos del 26 y Tesoros de 10 años estaba en 367 puntos básicos; otra planta chuzuda, más tirando a cactus, decía que el spread entre junios del 32 y julios del 24 era de 86 puntos básicos. Era un conejo curioso, siempre con su camisa de cuadros, su vallenato y sus apaches.

 

Beatrix Potter es una de las mujeres que aparece en el libro “Las mujeres que escriben también son peligrosas”, bello libro que poseo y que es escrito por Stefan Bollmann. Y bueno, llegó el conejito y se encontró con otro más grande llamado Elmer. El mercado. El conejito cogió su planta con spreads y mordió a Elmer. Era un trader agresivo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.