El silencio en Brandeburgo

Invitación Al Cuarto Del Silencio Foto de archivo - Imagen de ...

Organizando hoy varios papeles y botando otros tantos, mientras botaba lapiceros que no tenían tinta, mientras encontraba un tiquete del metro de Berlín y una tarjeta de un restaurante japonés en París llamado Higuma, vi un folleto muy normal, nada pretencioso, una hoja blanca escrita a máquina cuyo título decía “Silencio en la puerta de Brandeburgo”. No recordaba tener este folleto. Todos estos papeles hacen parte de mis recuerdos del viaje mágico que hice a Europa en 2017. Me llamó mucho la atención la coincidencia, puesto que ahora también hay silencio.

Es un silencio que oigo de lejos en las calles, sin carros y sin gente, pero también es un silencio elegido por mí, al no querer ver tantas noticias, cadenas, envíos y especulaciones, no sé si con o sin fundamento. Entonces releí ese folleto; recuerdo que me lo entregaron en el “Lugar de Silencio”, una pequeña casa en plena puerta de Brandeburgo. Ese lugar fue creado en 1988 para entrar ahí y meditar, un templo y homenaje al silencio, la idea era que cualquier persona, independientemente de sus preferencias, se sentara ahí, se olvidara del ruido y solo se permitiese respirar.

Cada quien acopla el silencio como quiera; unos lo usaron entonces para recordar las atrocidades, tan trilladas aún, de la Segunda Guerra; otros usaron ese espacio solo para agradecer; otros solo para repensar la tolerancia entre todos. Este sigue siendo un espacio de hermandad, espero que por mucho tiempo más. Recuerdo a la señora que me entregó el folleto, una señora de unos 70 años, llamada Maria Diefenbach, como bien está escrito ahí.

Qué bello es el silencio, sobre todo cuando lo buscamos. Seguí botando cosas, me serví un tinto y caí en cuenta de lo bello que es recordar. Luego miré un folleto del Musée d’Orsay, al cual le gasté, no qué va, le invertí un día entero. Solo pude sonreír al pensar en Monet o en Kandinsky.

Pero ese arte impresionista que tantas lágrimas me hizo brotar, ese dejémoslo para después. Hoy la belleza del color está reemplazada por el ruido del silencio.

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