Resultados de coincidencias (ahora sí)

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Hoy cierro mes trayéndoles el compendio con unas de las mejores situaciones de coincidencia que me mandaron ustedes lectores; con esto nos damos cuenta de lo importante que es la participación colectiva y de todo lo bello que ofrece la vida, esa vida que no está en Google y en los titulares mayormente apocalípticos de los noticieros y los periódicos. Aquí vamos.

Una lectora me contó que su papá vivía en Purificación, su mamá en Girardot, vivían súper cerca pero no se conocían, terminaron conociéndose en Cali, y tienen como nombre Efraín y María. Efraín y María en Cali enamorándose, muy similar al libro de Jorge Isaacs. Luego otra lectora me contó que había soñado que una amiga de ella, Gloria, estaba esperando hijo de un tal Javier; ella no sabía nada de su relación sentimental, luego supo que Gloria se casaba con Javier, había soñado una realidad anticipadamente.

Otra lectora me contó lo siguiente: su mamá, cuando tenía 8 años, sintió que un señor la cargaba; ese mismo día su abuelo agonizaba y soñó que cargaba a esa niña de 8 años. Ese día el abuelo falleció. Otra lectora cumple años el 26 de junio a las 10 AM y su hija también cumple el 26 de junio pero a las 10 PM. Las coincidencias son hermosas y siguen fluyendo.

Otra lectora nació el 13 de mayo y cayó día de la madre. También ese 13 de mayo es el día de la Virgen de Fátima. Tengo demasiados casos buenos, miren este: para sintetizarles el cuento una lectora estaba buscando incansablemente a un señor que no veía hace 8 años, lo necesitaba para un asunto laboral pero ella estaba en otro cuento porque debía agarrar de afán un vuelo. Entre tanto trámite y cosas, en la aerolínea le dieron un puesto, el último puesto del avión, el cual ella agarró. Mientras se sentaba, el señor de al lado le ayudó y le dijo -¿no me vas a saludar?-; era el señor que ella andaba buscando y que no veía hace 8 años.

Otra lectora se llama Camila, su novio Camilo y cumplen en Junio. Un lector sufrió una vez un accidente en la moto por no llevar su casco puesto; al cabo de cierto tiempo lo paró la policía porque el carro no tenía la tecnomecánica, a lo que él le rogó hasta que el policía le puso un parte menor, a manera de castigo: aleatoriamente le puso el parte correspondiente a andar sin casco. A otra lectora la persiguió el nombre de Andrés Caicedo, el escritor caleño, durante todo el día en tres ocasiones.

Qué bello esto. Me quedo corto ante tantas respuestas, pero seguramente les queda una sonrisa en su rostro para este fin de semana. Eso es lo más, perdón, es lo único importante.

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