Ciudades imaginadas

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“Hemos convertido las ciudades en bibliotecas imaginarias de los muertos locuaces”. Cuánta verdad hay ahí; cada vez más compruebo que las ciudades son las más grandes creaciones colectivas, claramente dejando de lado los credos de todo tipo. Bogotá, Nueva York, Londres, son creaciones de la gente. Casi todos son mito, hipérboles y exacerbaciones sobre sitios, calles y comidas. Nada a lo que menos debamos confiar que a una opinión generalizada. Pero es que la imaginación es muy importante, de hecho Simone Weil, una filósofa que mencionaron en el libro de Siri Hustvedt, decía que la imaginación y la ficción suman más de tres cuartas partes de nuestra vida real. Eso debe ser en promedio, tal vez en mi caso sea un poco más.

La sociedad debe vivir de formaciones colectivas, esa es la explicación. Uno imagina la Nueva York de Woody Allen, la de James Baldwin, la de Seinfeld y todas son diferentes. La Dublin de Ulises, esa que plasmó James Joyce en un solo día. Todo son creaciones. Cuando conocí Nueva York, me dijeron que el mejor sitio de pizza era Lombardi’s, en el mítico barrio Soho, cuya calle Spring Street está muy mencionada, nuevamente, en “Recuerdos del futuro” de Siri Hustvedt. Todo está conectado. Entonces fui, hice fila de dos horas (un poco menos que las de Wok o Crepes) y obviamente era rica, pero normal, todo era un mito colectivo. Es curioso, me encantaría hacer ese experimento y a quienes adoran ese sitio atenderlos y servirles otra pizza para ver si se dan cuenta de la diferencia. Luego volví a NY 7 años después, pasé por ahí por Lombardi’s nuevamente, decidí ir a Ben’s pizza, casi al frente, y me gustó mucho más. La vida se vale de los mitos urbanos.

En todas hay basura, gente linda y gente fea, en todas puede haber amor, todas son normales, es más lo que ha creado el imaginario popular. El último sitio con el que les puedo comprobar cómo todo es creación de la gente es una pastelería famosísima llamada Carlo’s Bakery. Hicimos fila, tal cual, y pedí un cupcake (no hablemos de precio, en este momento no definiré qué es caro o qué es barato) obviamente delicioso pero muy normal. La gente cerraba los ojos y se tomaba fotos ahí con el hashtag #estoyencarlo’s. Estoy seguro que el 95% de la gente asumió para sí misma que era el mejor sitio entonces se autofabricó la impresión de que era lo más rico que había probado. Puras creaciones colectivas. Mi hija hace poco fue a una fiesta e hicieron unos cupcakes mucho más deliciosos, mil veces más ricos además hechos por esa muñeca.

Que el pan de chocolate de Brot, que el pan de almendras de Masa, que los brownies de tal lado, que la mejor sopa la hacía el nazi de la sopa de Seinfeld, que no hay mejor atmósfera que en Boho, o en Piccadilly Circus. No hay ni mejores ni peores, todo son creaciones. Más bien aquí sigo leyendo, ahí sí es verdad que no hay nada mejor que lo imaginado e interpretado por uno mismo. El ser y la individualidad siempre ganan.

En París fui al cementerio de Pierre Lachaise porque quería ver la tumba de Edith Piaf y de Oscar Wilde. Había visto en fotos a mucha gente poniéndole flores a la Piaf y a Theo Sarapo, y marcando la urna de cristal de Wilde con besos. Ese es el imaginario. Lo que me tocó fue un ambiente bastante frío, un gato negro, un anciano al lado mío y bastante frío mientras bebía una gaseosa. Eso sí fue algo real.

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