Novenas, Star Wars y Frozen

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Son aproximadamente las 10 de la mañana del 16 de diciembre de 2019. Veo la pantalla del SEN, uno de los softwares por medio de los cuales se compran y venden títulos, ya llevamos dos horas y lo único operado son dos referencias. Es muy poco, es prácticamente nada. Veo que hay operados julios del 2024 al 5.32% (mis amigos no financieros me saludan y me dicen ¿qué más de los “yulveinticuatro” viejo kemistry?, yo los abrazo y les hago un guiño) y títulos de UVR de 2023 al 1.498%. Veo calma, veo una naturaleza en calma así como estaba la naturaleza al inicio de Frozen 2. Por fin me la vi, amo a Elsa, amo sus vestidos, su elegancia, su candor y su halo frío, gris pero también cálido en su corazón. Me la vi, finalmente, con palomitas de maíz siendo escarbadas y acabadas apenas al inicio de la película. Nunca en la historia un paquete de palomitas (crispetas para los old skool) ha durado hasta la mitad, menos ahí sí que nunca ha durado hasta el final. La insoportable levedad del maíz pira.

Hay opiniones encontradas: sobre si es mejor la 1 o la 2 de Frozen. No lo sé, lo que sé es que me causó tal vez más emoción la 1, pero para poder establecer un buen parangón, hay que verse las dos de seguido. Ay, las sagas, ahora viene Star Wars. Y aquí haré una confesión: nunca he sido un purista pero siempre me han parecido muy buenas las tres primeras (4,5 y 6). Luego sacaron las tres segundas (1,2 y 3) y hasta ahí fue la locura. El episodio 3, en el que ya se consolida Darth Vader (“dark” vader como dijo alguien por ahí la otra vez en Popayán) ha sido lo más épico de la vida. Ahí fue el clímax. Luego vinieron unos spin-offs, luego episodio 7 y normal, agradable todo. Me invitaban a las premieres y tampoco duraban las palomitas. Pero no sé, mi mente se empezó a saturar y, como no soy purista, tal vez no valoré las otras generaciones, no sé. Me dio pereza la 7 y la 8 ni me la vi. Ahora llega la 9, el episodio final (aparentemente, recordemos que Roberto Carlos lleva diciendo que este sí es su concierto final).

Sin embargo esta vez sí estoy súper positivo. Creo que va a ser un final épico, además ver a Yoda bebé, la locura. Vamos a ver qué ocurre. El cine es tal vez el arte del cual soy más ingrato, lo amo pero lo olvido, es como esos primos y amigos que uno adora, con los que uno tiene mil recuerdos, pero que por cosas de la vida ya no los telefonea. Pero el amor sigue ahí.

En navidad más. Y hoy por favor recen la novena y ámense.

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