Bajo las estrellas de parís

¿Qué harías si vives en la calle, si eres un mendigo rebuscando el pan diario, a merced del fulgurante sol si estás en clima caliente o con la amenaza de las madrugadas heladas si eres de clima frío? Estás en tu rebusque, durmiendo en un caño, arropado con el periódico de ayer, ¿qué harías si te encuentras, en medio de basuras, perros famélicos, restos de comida, icopor y cartón a un niño? El niño no habla tu idioma, de hecho el niño no entiende nada de lo que tú hablas. ¿Qué harías? Difícil decisión, difícil dejarlo tirado pero también difícil acogerlo, ¿cómo lo abordarías? ¿cuál es su historia? ¿a qué le apuestas?

Ahora situemos esto en París. La pluricultural París, una gigante e impávida ciudad donde conviven mil culturas. Algo así es el tema de “Bajo las estrellas de París”, una bella película que pueden ver en cine ya desde el 2 de septiembre de 2021.  Pues bien, el niño que la señora de la calle se encuentra se llama Suli y es de una ternura inconmensurable. Vamos a ver qué sigue ocurriendo. Hay varios cines donde la presentan, no es sino que busquen en su ciudad y googleen el teatro. En verdad es como una hora y 30 minutos de lindos sentimientos, de silencios a veces incómodos, de jugarretas motivadas por la señora, inventándose cualquier tipo de nariz de payaso, de gazmoñería, para tratar de entrarle a Suli, tratar de averiguar su pasado para ver si así puede intervenir y mejorar su futuro.

Si el tema de la película lo traslado a mi realidad, encontraré varios ejemplos. Hace poco salí a caminar con mi bebé hermosa, íbamos a comprar helado. En el transcurso me encontré a mi amiga Sheila, una niña del Chocó que vende bolsitas de basura en el semáforo: ya somos amigos, es muy linda. Luego caminamos dos cuadras más y me encontré al parcero que cuida carros, me contó que su hijo fue llevado al ejército al Caquetá y andaba preocupado por lo que le pudiera pasar. Hablamos de rap, incluso él creía que yo era un artista, bueno en parte lo soy. Cualquier ayuda es mínima, decía yo para mis adentros. Ellos son mis amigos de caminatas, los amigos que uno forja en un semáforo, en un pare, pasando la calle, solo abriendo un poco los ojos.

Ellos, cada uno con sus historias. Bajo las estrellas de París o bajo las estrellas de Bogotá.

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