Una mantis religiosa en la luna y un astronauta en la pared

Este fin de semana, en medio de paseos inolvidables con piscina, familia, atún, salmones y arepas de quinua, les quiero hablar de dos eventos aparentemente imperceptibles, dos noticias cotidianas que representan lo que es la vida. En la primera situación, estaba viendo televisión allá en el paseo, normal casual, y salió en un noticiero el recuerdo de que el 20 de julio de 1969 había llegado el primer hombre a la luna, es decir se cumplían 49 años. Le pregunté a mi padre cómo debió haber sido ese día, él tenía como 11 años, imagino el júbilo de la gente al ver en el televisor, por muy arcaica la señal, las imágenes de unos señores llamados astronautas pisar la luna. Si al recordar las imágenes me emocioné, ¿cómo pudo haber sido eso en vivo y en directo? No puedo pensar en algo parecido, ¡qué emoción! Ahí empezamos a ver que hay cosas más allá del planeta tierra, hay mucho más que la sola cotidianeidad.

 

Ese mismo día, continuaba yo en la terraza de la misma casa de tierra caliente, miré para un rincón, eran las 11:40pm y una mantis religiosa frotaba sus verdes extremidades delanteras, trataba de trepar unos centímetros de la pared pero se caía. Qué lindo insecto. Trataba pero se volvía a caer. Era ella tratando de conquistar su propio mundo, era su propio reto, ella era el astronauta tratando de llegar a la luna.

 

Todos tenemos nuestros propios retos, somos la mantis, somos el astronauta, lo aparentemente pequeño de una pared puede ser una inmensidad para otros. El espacio puede ser mínimo para otros tantos. Hoy no hubo números aquí en la vida en finanzas, pero eso sí, siempre hay reflexiones.

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