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Desayunos trendy y almuerzos de coyuntura

Ayer el día transcurrió entre desayunos académicos valiosos y almuerzos coyunturales económicos provechosos. Mucho. Por un lado debo contar que la primera comida fue un plato al que yo bautizaría como La Reinvención de la Tortilla Española. Tortilla Revisited. Hubo frutas, rico café y variedad de panes. Además mi #OOTD era un vestido con la distancia perfecta entre el puño de la camisa y la manga del saco, esos centímetros que marcan la diferencia. El código de vestir no era obligatorio, no era impuesto; eso hace que la elegancia sea real y legítima. Ahí sí hay elegancia. Hubo bufandas largas negras y mucha clase.

 

En el almuerzo, a medida que el expositor nos hablaba de la coyuntura económica, del Dane, de presidentes, de precios y de petróleos, me servían un pollo deshuesado con salsa BBQ y ensalada con crôutons. Fue un día de subasta de UVRs, en el que se lanzaron al mercado 350 mil millones de pesos entre títulos de Febrero de 2023, Marzo de 2027 y Abril de 2035. Las tasas de corte fueron 2.589%, 3.279% y 3.774% respectivamente. También vi tasas y dólar al alza, manifestándose en que los julios del 24 quedaron al 6.045% y la paridad con el peso colombiano quedó en 2.865,65.

 

Así como aquí en Colombia sacaron datos de Producción, allá en Estados Unidos también salió que la producción industrial creció 0.7%. Los datos sirven, más que para mostrar signos de la economía y para ver su evolución, digamos que sirven más como combustible, razón y argumento para comprar o vender un activo. Así es la realidad. Los datos como pretexto.

 

Esta fue la vida de ayer. Luego les contaré lo que acontezca hoy, seguro Anja Schneider y el frappuccino ocupará gran parte de mi mente.

 

Los clichés, el azadón y los Converse en la política

Primera escena: un candidato, no es relevante si es hombre o mujer o indeterminado. Quiere ser alcalde o presidente. Entonces resulta que el tema del día es la juventud, el foro con los jóvenes. El infomercial, publicidad o las vallas publicitarias muestran al candidato con cara de circunspecto, sonriendo y, claro está, debe estar acorde con la juventud, entonces viene el trillado término de los millenials, los centennials y que los nativos digitales, que nacieron con la internet bajo el brazo y que debemos estar acorde con la nueva generación. Por lo tanto, como les decía, el publicista se ingenia para promocionar la campaña a un muchacho con audífonos en la cabeza, no importaría si son aisladores de sonido como los Bose o si son los normales Sony redondos negros, no importa, importa es que tengan audífonos. “Sí, jefe, pongan a un muchacho con audífonos, también debe tener un jean desteñido o roto y unos Converse”. Lo muestran con cara de preocupación pero al lado aparece el candidato o candidata con una cachucha al lado, seguramente con Converse (¿en serio Converse?) y diciendo que es el candidato de los jóvenes, perdón perdón, de los millenials.

Segunda escena: Ahora el subject es el campo. Entonces vuelve a jugar y a aplicar sus técnicas el señor publicista. No sé si esto es de autoría del candidato o del publicista, en fin. Entonces claramente dentro de los objetivos el candidato debe mostrar empatía con la gente, por lo cual aparece sudando con unas botas Machita y con un azadón, qué sé yo. Ya no es millenial ni audífonos ni nada: ahora él o ella es polifacético entonces está abrazando a Don José o a Doña Yolanda, baila con ella algo de joropo, se ríe, se mete a la cocina, coge un cucharón y prueba algo del sancocho que doña Yolanda o Don José está preparando. Entonces supongamos un slogan (o eslogan para ser más hispanos): yo soy el candidato del campo y cocino el porvenir del país. No sé, algo así.

Tercera escena: ahora el tema es el deporte. Vuelve y juega, literal. Hay un partido, o están en algún coliseo o en alguna cancha comunitaria. Entonces el candidato o candidata se pone la pantaloneta y coge unos guayos bien bacanos e intenta mantener la pelota en el aire. Dice algo de Messi o de Cristiano Ronaldo o echa el chiste épico: sí, que sí era gol de Yepes. El publicista propone algo como “esta vez me juego este partido por mi tierra”, porque no hablo solo de Colombia, esto puede ocurrir en cualquier lado. Supongo y quiero creerlo.

Es lo que yo llamaría las empatías afectadas. Los clichés, lo iterado, lo predecible. O como dijo Otto von Bismarck: “Nunca se miente más que después de una cacería, durante una guerra y antes de las elecciones”. Más bien pondré música en mis audífonos aisladores de sonido, es más interesante y legítimo.