Se llamaba Fernanda

Estudiaba en la facultad de Ingeniería, era alta, rubia, sofisticada, desenfadada, su pelo era corto, era alta, estilizada, siempre tenía algo diferente en sus detalles. Me llamaba la atención, no más que al resto de gente, no era una obsesión ni mucho menos, solo me agradaba verla. No hacía parte de esas personas a quien uno quiere de novia, sino más bien a aquellas a quien uno quiere simplemente observar, ver fluir y levitar. 

 En esa época el club electrónico más interesante se llamaba La Sala. Era minimalista, blanco, gaseoso, etéreo y la música era excelsa. Ese día fui solo. Muchas cosas que por definición son grupales, para mi caso, precisamente esa categoría de grupalidad es la que me genera algo de desaliento y prefiero hacerlas solo. Ir a cine, almorzar o en este caso, salir de rumba a la deriva. Ahí estaba ella, yo estaba solo. Bailando minnimal house se me acercó y me dijo que me había visto por ahí, en la universidad. -Sí, claro, yo también te he visto- le dije. Sentí que me miraba diferente.

El boom espacial, unos cartoons proyectados en la pantalla, un Margarita. Al despedirse, ella estaba con un amigo, y ofrecieron llevarme a mi casa. Palabras más, palabras menos, cuando me iba a despedir, ella cerró los ojos y me propinó un delicioso pico. Un pico sublime y sutil. Yo quedé sorprendido y así me fui a dormir. Le había interesado, no podía creerlo, qué belleza, la había dejado flechada. Buena, tigre.

Quedé sorprendido, claro está, y muy emocionado. Un poco extasiado también. Nunca nada pasó a mayores, por ahí me la encontré luego, la llamé un par de veces y nunca nada floreció. Supongo que fue el calor de la noche, del minnimal house y del Margarita. Sentía que yo le gustaba pero pues yo vivía lejos de donde ella, no sé, nunca volvió a pasar nada. Seguro fue culpa de las circunstancias pero sé que le gustaba.

Pasaron aproximadamente 10 años. Estaba hablando casualmente con una amiga de la época de la universidad. Yo le pregunté:
-¿Tú creo que estudiabas ingeniería, no?- le pregunté a mi amiga
-Sí, claro, yo estudiaba ingeniería- me dijo ella.
-A mí me encantaba Fernanda, la alta, la rubia, es más, mira que una vez……- ya merito le iba a contar cuando mi amiga súbitamente me interrumpió, no me dejó ni siquiera empezar a contar la historia.

-Ay no, de Fernanda no hablemos. Me incomodaba mucho que a todo el mundo saludaba de pico, eso se me hacía muy pero muy extraño, a todos les daba pico, pico va, pico viene, con todos, no sé, con las amigas, amigos, lo consideraba normal, ay qué pena, pero ven, te interrumpí, ¿Qué me ibas a contar?- me dijo mi amiga.

Me quedé en silencio un rato.

-No, no, nada, tranquila- contesté yo. Le cambié de tema, me atranqué y comencé a toser.

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