
La música siempre ha sido un refugio; nunca me canso de mencionar este arte tan hermoso, ya que sus vertientes son infinitas. Solo por ponerles un ejemplo, sin ir más lejos, a las 4pm puse en mis equipos a HVOB (her voice over boys), un proyecto en el que una voz femenina se entremezcla con bajos de house; luego vi un post en el que Dubfire, un DJ de techno, mencionaba el reggae como su música terapéutica personal; luego estaba leyendo algo de Nabokov y puse el jazz de Miles Davis; más tarde, a eso de las 10pm, puse El Adiós de María Estuardo de Richard Wagner. Y, por último, estoy viendo una serie de varios documentales llamado “Hip hop Evolution”. Podemos ver en este párrafo 6 géneros musicales presenciados en un lapso de 6 horas. 6X6.
Y sí, es mayor refugio la música que otros modos de entretenimiento o de angustias individuales y colectivas suscitadas por la coyuntura, sea cual sea la que estemos viviendo. Cada vez pesa más la frase de que cada quien llena el tiempo como quiera, cada quien decide qué usar como cobija y como carpa. Y con esto no me refiero a ser indiferentes, para nada; con esto lo que quiero decir es que hay que rescatar y mencionar muchas cosas bellas que hay en el mundo, ahora más que nunca. Me encantó algo que vi en el documental, referente a cómo cada quien va aportando una ficha en todo el rompecabezas musical. Cada grupo de hip hop en Nueva York empezó a hacer su aporte en los barrios pobres; en esa época el Bronx estaba lleno de edificios vacíos y quemados; es épica una parte del documental en la que narran una “batalla” entre grupos, quedando la final entre un colectivo del Bronx y otro de Harlem. En los 80s estos barrios estaban sumidos en la miseria y perfectamente todos sus habitantes podrían haberse escudado en dicha condición para cometer más y más crímenes. No lo hicieron, más bien se pusieron a rapear.
De hecho, la primera canción de la historia del hip hop con sentido social se llama “the message”, cantada por Grandmaster flash and the furious Five. Antes todas las canciones eran para ir de fiesta. Esta canción marcó un precedente. Así nace el hip hop, pasando de underground a mainstream en el mismo momento en el que un agente decide llevarlo de los ghettos del Bronx a la audiencia cosmopolita de Manhattan. Todo se esparció en los demás países: el hip hop con vocales, o sea el rap, empezó a darse en todo el mundo.
La música motivó la unión en muchos barrios conflictivos, haciendo su aporte. Podrían seguir llorando pero no lo hicieron, más bien prendieron una grabadora, dos tornamesas, se pusieron una sudadera Adidas roja con raya blanca en el medio y se pusieron a bailar, a hablar de sus problemas. Y no fueron indiferente, más bien se dedicaron a ver lo bello en lo feo. Lo bueno en lo malo.
Hagamos lo mismo.