La gastronomía en la literatura

Ya había mencionado previamente en otro artículo mi relación con el acto de comer, es decir con las cenas como tal, con el hecho de ir a un sitio a almorzar con gente, pedir las consabidas entraditas (nada genera más arrepentimiento en la historia de la humanidad que pedir entraditas y luego quedar lleno y sobregirado) y, bueno, digamos que generó polémica puesto que yo consideraba (y considero) que el número perfecto de comensales es 1, que el acto de ir a comer está sobredimensionado, pero bueno. Esta vez no es esa la intención; de lo que sí quiero escribir es sobre la comida, no sobre el acto de comer, y más exactamente cómo la comida aparece en bastantes libros, ya lo verán. Es literal y literariamente delicioso.

Tenía en mente este tema hace rato. En mi libro “Osías y Laura” menciono un restaurante llamado Pamorder en el cual transcurren varios eventos; para que se antojen de leer el libro y sin el ánimo de dar spoilers, solo les cuento que en un ágape dentro de la historia hay sorbete de limón como entrada, truchas pequeñas con salsa de mayonesa con ajo y arroz vasco. Luego por ahí hay un delicioso coctel de maracuyá y en otra ocasión un personaje se come un sandwich de pastrami. De Pastrana no, de pastrami. Creo yo, por lo tanto, que los platos van apareciendo en las narraciones como unos testigos inermes de la historia, hacen parte de la utilería, son el bombillo que alumbra el escenario. O cuando ustedes ven una novela, ¿no se fijan en lo que desayunan? En cualquier serie que vean, estoy seguro de que los de producción se esmeran para mostrar platos deliciosos. O seguro también viene aquí a la mente el clásico, el famoso libro “Como agua para chocolate”, en el que se narraba la historia a partir de varias recetas, unas de pasión, otras de romance y otras de despecho. Como la vida misma.

El detonante definitivo para hacer este artículo fue un libro que bajé en el Kindle, se llama así: “FICTITIOUS DISHES: An álbum of LIterature’s most memorable meals”, hecho por Dinah Fried, una diseñadora neoyorquina. Ella recopiló y puso una foto de diferentes platos, diferentes comidas preparadas en libros memorables. Cuando yo vi esto, literalmente me chupé los dedos, me saboreé, tenía que tenerlo. El prólogo del libro contiene una frase de Ray Bradbury, de su libro Fahrenheit 451, en el cual palabras más palabras menos dice que los libros son comida para él, se los engulle como ensalada, degusta las hojas con placer y pasa de página con la lengua. Entonces me inmiscuí en este libro y la pasé en verdad muy bien, veamos más ejemplos, pueden abandonar el barco cuando lo deseen; cuando les dé hambre vayan a asaltar la cocina, les doy permiso.

Les voy a mencionar tres platos de libros famosos, para no volverme cansón.

  1. Ulises: qué locura, aprovechando que esta magna obra cumple 100 años, mi hermoso Ulises, en el libro mencionan un plato que Leopoldo Bloom comía: menudencias. Le gustaban los riñones y los huevos de bacalao con pan. Este libro es un poco sórdido y básicamente a este man le gustaban los riñones porque le dejaban un leve sabor a orina.
  2. Lolita: Para este clásico de Nabokov que tanto adoré, les presento algo que tomó el gran Humbert Humbert, un coctel de ginebra con jugo de piña, mientras pensaba en su Lolita (“the gin and Lolita were dancing in me”).
  3. Heidi: qué belleza, la obra para niños de 1880 escrita por Johanna Spyri. Ay, no más me regocijo de imaginarla con su abuelito en las montañas. Pues bien, en un aparte mencionan que el pavo empezó a cocinarse y el abuelito le puso unas tiras de queso encima. Qué deli. Le daba vueltas a cada rato hasta que quedaran tostaditas de un color “Golden yellow” (amarillo dorado). Heidi miraba todo el tiempo al abuelo cocinar con entusiasmo. Sniff. Este sería el abrebocas de lo que luego sería el famoso fondue.

Ejemplos y libros hay muchos más. Las comidas en Madame Bovary, en Robinson Crusoe, en Huckleberry Finn y en el Talentoso señor Ripley. Varios más. Ahí les dejo esta porción de hermosos casos en los que los deliciosos platos y bebidas hicieron su aparición en las letras.

Pero bueno, en este caso pueden empezar degustando la comida mencionada en mi libro. Sí, de mi amada Osías y Laura. Un buen comienzo. Bon Appetit.

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