Sobre La Odisea y demás delicias

Desde 2013 y durante 6 años ininterrumpidos estuve escribiendo un blog diario, entregando un escrito muy puntualmente a las 6am. Empecé narrando noticias financieras, pero me picaba contar otras cosas y me picaba también narrar una que otra historia, por eso es que todo desembocó en un híbrido. Yo dejé de hacer ese blog y ahora lo que les cuento son historias, más o menos una por semana. Por lo tanto me quedó desnuda, quedó huérfana esa pata relacionada con el periodismo, la que no está relacionada con contar una historia sino más bien la relacionada con hablar de hechos ocurridos, de libros leídos, de series disfrutadas o de comidas degustadas.
Siempre quiero transmitir ese gusto sobre lo que percibo del mundo. Es la eterna bola de nieve. Siempre digo que, si estamos en un grupo de 30 personas y luego una o dos aunque sea me preguntan por algún libro luego o por alguna canción, me daré por bien servido. Tengo que hablar de lo que me gusta, mi ADN escrito está compuesto por 50% historias y 50% percepciones. Dentro de eso, hace poco leí a conciencia, con todos los sentidos puestos, una gran obra de arte llamada La Odisea. Me conmovió mucho, creo que es el libro en donde más se enaltece el sentimiento de esperanza. Es decir, luego de la guerra de Troya, este señor Ulises quiere volver a su tierra, Ítaca, para ver a su esposa Penélope, a su hijo Telémaco y a su perro Argos.
Las aventuras que le toca vivir son muchas. Aparecen las sirenas y aquí hago un alto en el camino: no son las mismas sirenas nórdicas, con cuerpo de pez y torso de mujer. Son más bien pájaros gigantes con cara de mujer. Ya estos hechos, este conocimiento que no se percibe en la superficie sino que hay que escarbar, es el que me encanta. Bueno, luego Ulises debe ir a varias islas, ve cíclopes, lotófagos, horrendos lestrígones (no imaginan lo feo que los describen), conoce a Circe en la isla Eea, ve a un monstruo llamado Escila, otro llamado Caribdis, siempre la hermosa Atenea lo acompaña, siempre comen miles de carnes, toman vinos, descansan en lino, van donde el rey Alcínoo. Mil cosas, qué hermosura por Dios.
No entiendo porqué lo ponen de obligatoria lectura a niños de 10, de 13, de 15 años. Es esa misma obligatoriedad la que le quita la magia. Y Penélope ahí esperándolo, llorando por él, ya suponiendo que él no volverá nunca.
Hubo algo muy lindo. Debido a que Ulises no llegaba, todos los habitantes de Itaca le decían algo así como “oiga, doña Penélope, ya que su esposo falleció, entonces por favor abra una convocatoria para nuevo esposo”, ahí tenía muchos pretendientes. Ella decía que luego, que ella andaba tejiendo un bordado y lo mostraba a la gente. Les decía que cuando lo terminara pues ahí ya se pondría en la labor de conseguir esposo. Resulta que en la noche ella destejía lo tejido y volvía a quedar en ceros, para así nunca acabar, para así nunca casarse nuevamente. Ulises era irremplazable.
Mil cosas de las que quiero escribirles. Por ahora dejémoslo aquí, esa mitología griega es hermosa, nos ofrece al ser humano en su máxima expresión: sensible, fuerte, con errores pero con ímpetu. Ulises somos todos nosotros.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.