24 horas de libertad

El 5 y 6 de enero se celebran aquí en Popayán los carnavales de Blancos y Negros. O fiestas de Reyes, o blanquitos y negritos, como sea. Por ahí estuve averiguando, me encanta curiosear estas cosas, y aprendí que hace aproximadamente 400 años la población esclava pidió aunque fuera un día para descansar, para simplemente bailar y ya, para pasarla bueno. Día de asueto que llaman. Así como esa película La Purga: un día diferente a los demás. Tengo entendido que mandaron la petición y allá los señores españoles, con su pompa y boato, autorizaron el 5 de enero para que tuvieran sus 24 horas de libertad. Así que ese día pasaban bailando por las calles echándole betún a los viandantes para, en cierta forma, propiciar algún símbolo de igualdad. Pintémonos todos. Así fue más o menos, así lo entendí y así lo quiero creer. Luego todo el maremágnum empataría con el 6 que es la llegada de los reyes magos, que ya es algo con tinte religioso. Los que nacen el 6 de hecho son considerados reyes magos.
 
Siempre recuerdo estas fechas con mucho cariño; de hecho recuerdo una vez, yo creo que sería como el año 1999 o 2000, en el que vino Jorge Barón con su seguidilla de múltiples orquestas. Agüita para my people. Nunca había visto tanta gente reunida, echándose agua, harina y betún en plena Papal. No había acceso vehicular a Campamento. Recuerdo también bailando merengue, Disco Flamenco, en pleno 1994, tiritando de frío a las 6pm con mi peinado hongo. Recuerdo también montándome en camiones que alquilaba algún amigo, llenando bombas con agua y partiendo por toda la carrera novena, barrio Modelo, Ardú, tales, Banano’s, Catay y a tirarle bombas a todo el mundo, no sin antes parar en el Ruso para aperarnos de aditamentos etílicos. Nunca fui al Caldas, allá era otro calibre, ahí abrían ese hidrante, ahí el plan era más hardcore, más bucanero, ahí ya no era echarse agüita sino que ahí lo podían alzar a uno cuatro manes y ponerlo a recibir la presión del agua, pura potencia, contra el hidrante. Dolor de oído fijo en la noche. Todo era con respeto, todo era gracioso, así lo recuerdo siempre.

Después de estos dos días vienen las fiestas de Pubenza. Siempre hay eventos, muestras gastronómicas, conciertos y demás. Es el tiempo de celebración aquí, es un aire diferente al de la Semana Santa. Bienvenidas siempre las fiestas, no importa el origen, si religioso o no religioso, ¿qué importa que sean de origen español o indígena? Fiesta es fiesta y mientras sea positiva su intención, bienvenidas sean. Que venga la salsa, la música que sea, que se sirva aguardiente Caucano, destilados, anisados y rones, pero si no quieren licor, si el efecto del licor no gusta, pues celebremos con cafés, capuchinos, gaseosas, algo más estimulante, un buen red bull con bom bom bum y papitas de Los Comuneros con salsa rosada. Qué más da. Comamos de todo y celebremos. Por cierto, les dejo un dato que les puede servir para alguna trivia: la primera celebración fue el 5 de enero de 1607. Ahí empezó todo, aquí estamos en 2021 y la cuenta sigue.

Los invito a estar pendiente de las diferentes actividades que habrá por ahí. En la página de la Alcaldía de Popayán pueden mirar.

La fiesta continúa. 24 horas de libertad. 365 días más de vida. Dejemos lo malo para otras columnas.
Ya saben: todo lo visual en mi instagram @kemistrye 

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