Buscando en la despensa mental

“Investigando en los intersticios de la intimidad de un autor es tal vez como el narrador descubre el modo en que escribe una novela”. Anoté esta frase y me la quedé para mí, la quise absorber. Eso referente a la intimidad del autor me gusta mucho. Es la introspección: algo más promisorio que la conversación.

Por lo tanto quise mostrar mi intimidad a la par de la escritura, quise hacer el ejercicio de teclear en mi computador sin ninguna idea preconcebida, solo escribir por escribir. He hecho ese ejercicio varias veces, sale a florecer el monólogo interior y me doy cuenta que hay ideas que quería expresar pero que estaban dormidas, andaban levitando en algún limbo.

Pensaba en que hay días planos, hay días en los que no ocurre nada, pienso que no hay días en blanco, todos los días sirven, todas las lecturas sirven, sin embargo un día en el que no leemos o no nos nutrimos de alguna manera, podría decir que son días inanes. Venía de oír música en mi cueva. Mezclé unas tres canciones, solo basado en la aleatoriedad que el sistema me proporcionó al mandarme tracks con la misma velocidad.

Escribir da más frutos que conversar.

Y sí, no es que la música haga la vida con la gente a mi alrededor más llevadera. No. Más bien hace la vida llevadera. La hace llevadera. No concibo la vida sin música. Miré a mi lado derecho y me hizo ojitos Henry James, con su libro “La lección del maestro”. Ya me lo empecé pero va lento, porque va ganando Nuria Amat. ¿Qué es enseñar? ¿qué es una nota? Siempre pensaré que la nota es lo de menos, he conocido gente hermosa, amo las matemáticas pero los libros, soy alfanumérico, tomo leche saborizada de vainilla y miro mi tablet. ¿Tableta? No, digámosle tablet, no me gusta los anglicismos pero a veces se tienen que usar. En un chat de gente atávicamente cercana, mencionaron una fritadora de aire; ¿porqué? se debe decir air fryer, así se llama el producto. Cada nombre como debe ser. Mientras tanto suena techno, la vida es techno.

Y la moda importa, la belleza importa. Oscar Wilde lo tenía muy claro. Elaine Dundy también. Expresar lo que siento y pensar en un segundo libro. Sueño siempre, todos los días, en el lanzamiento de mi libro. Puedo dar degustaciones, puedo dar saltinas con atún ¿qué zapatos usaré? la vida es demasiado efímera. Claro, es necesario descansar, el cuerpo lo pide, pero siempre hay que tratar de crear. No pasar por pasar, tratar de trascender. Es pensar y expresar aquí en mi blog.

Es escribirles. Mañana todo puede acabar.

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