Un 1 de Mayo en Alemania

Llegué a las 9pm a Schönefeld, el aeropuerto de Berlín, y me fui al Metro. De la estación de Pankow debía estar pendiente 9 paradas hasta la Ostkreuz. De ahí un trasbordo, otras 10 paradas. Bajarme en la Beusselstrasse. Ya eran las 10pm y mi teléfono celular estaba descargado. Todo estaba muy vacío, en las estaciones no había casi nadie y hacía mucho frío. Un frío que, mezclado con el silencio sepulcral de las calles, se magnificaba. En esa estación debía bajarme, con mapa en mano, y debía ir al número 40 de la Emdener Strasse. Trastabillar en alemán a manera de turista no servía en este momento; el frío apremiaba y era necesario llegar al destino, por lo menos dejar la maleta y saber que tenía un techo donde dormir. A esta hora era necesario usar el idioma inglés, el idioma de lo práctico, el de los canales de noticias. Please, could you help me with an adress? i’m a tourist. Iba caminando una señora, amablemente le pregunté por la dirección Emdener Strasse 40, la tenía apuntada en la mano.

Ella en un inglés afrancesado me dijo “más te vale no se te pierda la mano”, con tono jocoso. Caminé unos veinte minutos, vi el número 25 y me empecé a acercar al 40. Por fin, luego de dudas y averiguaciones, atiné a timbrar en el único nombre que me sonaba, sabía que era algo como árabe, algo así.

“Hi, i was waiting for you” me respondió el anfitrión de Airbnb. Se llamaba Houssam Haddad. Me conecté a internet y avisé por whatsapp que ya había llegado, que la travesía sin celular desde París a Berlín había sido un éxito; me duché rápidamente y dormí delicioso. Al otro día, primero de mayo de 2017, salí a caminar. Comí una salchicha con mostaza y un pan por 2 Euros, recuerdo que me llamó mucho la atención la diferencia en precios respecto a París. Tenía que llegar a mi destino: la Columna de la Libertad, la Siegessäule, esa columna gigantesca dorada en la que se habían congregado miles de alemanes 20 años atrás en la celebración del Love Parade. No podía creer estar ahí.


Subí hasta lo más arriba que se podía. Se veía toda Berlín. Yo sabía que era festivo, normal, así como también es festivo aquí en Colombia. Lo que no sabía es que había una gran celebración por el día del Trabajo en la Puerta de Brandeburgo, con grupos de rock, de pop, todo muy familiar. Es indescriptible lo que sentí cuando llegué ahí. Había un gran pendón rojo que decía “Wir sind viele, wir sind eins”. Somos muchos, somos uno. Estaba tocando un grupo de pop llamado Einzig und Artig. Compré una cerveza y me senté ahí. El animador gritaba arengas sobre lo felices que debíamos ser, sobre la libertad, sobre la familia. Una lágrima brotó de mi ser.

Fue maravilloso. Luego fui hacia la torre de la Televisión (Fernsehturm) y mientras caminaba, mientras más me maravillaba, tomé esta foto, cerca a Alexander Platz:


Traduce lo siguiente: Cualquiera que pueda leer con el corazón, sabrá lo que es el amor. Es tomado de la grandiosa Ópera (que tanto amo) La Bohéme, de Giacomo Puccini.

Así seguí caminando. Así pasé el primero de mayo, hace exactamente 3 años. Un día del Trabajo en Alemania que nunca olvidaré.

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