Perorata sobre el dintel

La mente: algo abstracto donde se aloja lo mejor y lo peor, lo más dulce y lo más amargo, las dosis perfectas de desazón o paroxismo. Ahí se va almacenando todo lo que uno lee y tengo entendido, nos han enseñado, que se queda en la memoria. De hecho, yo separaría esta última en dos: memoria directa e indirecta. O tal vez explícita e implícita. Lo defino así, de acuerdo a mis propias experiencias, ya que cada vez me doy cuenta de todo lo que hay en el cerebro, de cuya existencia uno ni siquiera se percata. Uno trabaja la memoria y la intuición con varios ejercicios, entre ellos el crucigrama. En estos días, por ejemplo, salió una definición: “parte de arriba de una ventana”. Las letras eran “_ i _ _ e _” . No sé porqué pensé en “dintel”, respuesta correcta. Se me vino a la mente porque en algún momento debí haber leído algo sobre eso, ya que si alguien me hubiera preguntado verbalmente, no hubiera sabido qué responder. Estaba el dintel ahí escondido, en medio de mis ventanas interiores y mi alféizar emocional.

Así empieza la semana: con dinteles y números. En estos últimos días ha habido un mercado estresado y los títulos colombianos han bajado de precio. Hay situaciones complicadas afuera; de hecho en Chile se dio una gran devaluación, subiéndose el peso chileno de 748 por dólar el viernes a 800 por dólar hace poco hoy martes. Cuando pasa esto los volúmenes operados bajan y la gente queda a la expectativa.

Es un caso curioso ver tantas manifestaciones últimamente. Barcelona, Bogotá, Santiago. Es un sacudón que efectívamente quedará en la memoria. Con o sin números.

En Dark el Apocalipsis es cada 33 años. Aquí no sé cada cuánto, no lo tengo en ninguna de mis memorias.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.