Virginia Woolf y sus sinfonías de letras

Ayer todo se devolvió bastante. El dólar cerró a 3.291,75 pesos, un nivel por debajo de los 3.300. Es extraño, recordemos que no más el jueves pasado estaba como a 3.380, por lo tanto ver que baja 90 pesos en un día es bastante relevante. También los títulos del gobierno bajaron de tasa: por ejemplo los que se vencen en abril de 2028 se descolgaron del 6.41% al 6.34%, eso para un día es mucho, y los que se vencen en septiembre de 2030 pasaron del 6.64% al 6.59%. Así estuvo el mercado, así fue el descanso.

Es curioso porque por lo general luego de puente, el mercado no se mueve mucho. Esta vez fue la excepción. Lo que sí vi bajito fue el volumen de futuros: hubo 41 mil millones. Ya sabemos que el mercado que yo estoy creando aquí en la vida en finanzas es un mercado alfanumérico, por lo tanto hay letras que se yuxtaponen ante números. Podemos hablar de la libertad: Giacomo Girolamo Casanova plasmó su concepto de libertad de una forma espectacular: él dice que el hombre es libre pero deja de serlo si no cree en su libertad. ¿Qué opinarían ahí?

No lo olvidemos, la libertad no nos la puede quitar nadie. Debemos siempre tratar de buscar lo que nos gusta; claro, suena muy obvio y muy de libro de autoayuda (todos los libros son de autoayuda), pero tal vez lo más obvio es lo que no vemos. Yo siempre trato de encontrar lo que me gusta dentro del inmenso mar. Y para eso hay que leer cosas, a veces leer varias cosas a la vez.

Nadie lo pudo haber plasmado mejor. Miren esta frase de Virginia Woolf: “I am reading six books at once, the only way of reading; since, as you will agree, one book is only a single unaccompanied note, and to get the full sound, one needs ten others at the same time”. Vea pues, me entero que Virginia leía varios a la vez. Al igual que yo, nada más delicioso que ponerlos uno encima del otro, leer uno, dejarlo, luego empezar el otro, volver al otro y así. Es una sinfonía de libros. Tal cual.

Dentro de esa sinfonía, para deglutir severenda bajada en las tasas ayer, empecé uno de los libros que adquirí en La Casa Tomada hace como un mes: se llama “La velocidad del amor” de Antonio Skármeta. Es absolutamente delicioso, no sé cómo explicarles pero tiene el mismo feeling de los diálogos que tenía “El viejo y yo” de Elaine Dundy. Es muy bueno, así que de este libro estarán leyendo bastante los días próximos. Solo les diré que transcurre en Berlín y tiene que ver con el deporte Tenis.

Y si además le agregamos a esta sinfonía de libros y revistas algo de música, por ejemplo algo de Fickle Friends, de Sander Kleinenberg o de Anastasia Kristensen, pues imagínense. Una explosión total. Todo un rally, y no necesariamente de tasas.

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