El marco fiscal y los sucesos derivados de ello

Ayer el Gobierno presentó algo que se llama Marco Fiscal. Para que sepamos, es como la presentación en sociedad de cómo van a ser sus gastos, necesidades y provisiones para el próximo año y para lo que queda de este 2019. Debido a esto, al principio el mercado no operó nada en los Tes, todo el mundo estaba a la expectativa. Luego aproximadamente a las 10 de la mañana fueron anunciando datos, cifras, y en términos netos los Tes fueron comprados, su tasa bajó bastante. Por ejemplo, los títulos de 2032 cerraron al 6.36% y los famosísimos rockstars julios del 2024 cerraron al 5.31%.

¿Porqué se bajó tanto la tasa? es difícil saber bien la razón, pero digamos que en términos generales anunciaron que van a emitir menos títulos el próximo año. Va a haber 30,1 billones, bastante menos que los de 2019 que van a ser 35.29 billones. Esa disminución de oferta equivale a una mayor demanda y pues sí, a mayor demanda mayo precio. El juego de las expectativas, de las percepciones, de la oferta y de la demanda.

Luego hubo rueda de prensa y las dudas fueron despejadas. El hecho es que va a haber menos Tes y por eso su precio ha subido. Hay títulos viejos y nuevos, viejitos como Minnie Mouse, de quien leí el chisme de que va a cumplir 90 años. Ella sigue tan rozagante como de quince. Forever twenty one.

La vejez y la juventud, qué términos tan relativos. De hecho ayer en una conversación muy interesante, recordé algo que había escrito la otra vez: lo malo de la niñez es que no nos percatamos de que la tenemos y ya luego somos grandes. Es decir, tenemos 12 años de niñez, 7 de adolescencia y 80 de adultos. Las proporciones están desequilibradas, por decir lo menos.

Pero bueno, ayer estuve en Tornamesa, le llevé a mi hija un librito de Judy Moody para que haga actividades, compré un cuaderno espectacular de Virginia Woolf y llevé un libro que leeré después: “El último caso del Doctor Russi” de Javier Riveros. Luego me comí una hamburguesa, podría decir que idéntica a Home Burgers: se llamaba Kod Burger, por ahí cerca a la zona G de Bogotá, Colombia. $9.900 por una maxidelicia que saboreé, mientras empacaba todo lo comprado en Tornamesa en una bella bolsita de Charlie Brown. Fue delicioso el momento, además que llevaba mis audífonos gigantes entonces oí varias veces las últimas adquisiciones de música.

Esta es la vida, no es más, no es menos. Con compartirla y con que alguien la lea, todo esto me basta, todo esto vale la pena. Debemos siempre ser rockstars, así como los julios del 24.

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