Un oasis, un mensaje ante el amarillismo

Existe una serie que empecé a ver, digamos que es un oasis en medio del desierto, o tal vez es la coca-cola (con café) en medio del desierto. Es una serie llamada Rilakkuma & Kaoru, elaborada en stop motion, es decir con varios cuadros, varias tomas por segundo. En medio de tanta violencia buscada y no buscada me encuentro esta belleza. Insisto, aporta más que un noticiero, ese noticiero del medio día, en el que todo es riña, amarillismo, accidentes y corrupción. Pero bueno, el problema no son los noticieros sino que alguien los vea, por algo existen. Continúo: Rilakkuma, su estética, su música y los bellos mensajes son un oasis. Son capítulos de 12 minutos cada uno, con mensajes bonitos. No es un noticiero, pero devela muchas más realidades de la humanidad. Kaoru es la humana que cuida a estos muñecos de peluche y es una mujer con sus angustias de la mediana edad: un trabajo rutinario que no la satisface, unas amigas que a veces le presumen que tienen más dinero, que tienen hijos y ella no, personas del día a día que vemos siempre por ahí.

Este mensaje audiovisual que veo en pequeñas dosis lo combino con Javier Marías y con esa historia que continúo leyendo. Es que en verdad imagínenlo: estar ustedes achispados con un enredo, un flirteo, un arroz en bajo y cuando están los enamoramientos a flor de piel, estando en su casa, la de ella, cuando el esposo está de viaje, su niño de 4 años dormido, en pleno amorío ella se muera. Qué hacen? ¿Se van de ahí y dejan todo tirado? ¿Se le unen en el camino al más allá? Ni idea, pues voy ahí en la mitad, en la página 200, de “Al final de la batalla piensa en mi” y como van las cosas, este libro acabará muy pronto, me lo he disfrutado mucho, y continúo con el de como nació el idioma español. “La maravillosa historia del español”, escrita por Francisco Moreno. Les dejo un spoiler del libro: sepamos que el Castellano viene de cuatro familias, la celta, la itálica, la germánica y la eslava. Demasiado interesante.

Esto de escribir y aprender es una eterna tertulia. Mis abrazos.

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