Cada vez hay combinaciones más exóticas en los jugos; no podría decir que son infinitas sino más bien ilimitadas. Resulta que yo cuando debo almorzar en la oficina y por afán me toca pedir a domicilio, siempre pido a DeliTasty, un sitio muy rico de almuerzos. Me traen la comidita en el recipiente, sin problema, buenísimo (si les interesa el dato búsquenlos por ahí o me preguntan). El hecho es que en el menú de ayer había jugo de maracumango. Me pareció buenísimo el nombre: maracumango es como nombre de género musical. “Anoche me enamoré de tí mientras bailábamos merengue y bachata, pero definitivamente quedé prendada de tí cuando me cogiste por la cintura y bailamos entrelazados esa tanda de maracumango”. Sí, suena atractivo, muy de playa, muy de clima caliente.

Sin embargo, aquí tenemos todo menos clima caliente. En el mercado financiero hubo frialdad si viéramos el movimiento de dos semanas. Es decir si miramos un lapso de dos semanas, podríamos decir que se mantuvieron quietos los julios del 24. Pero no, lo que ocurrió fue que subieron mucho y luego volvieron a bajar; es más, en los últimos tres días se bajó todo lo que había subido antes. Es curioso, todo depende del periodo de tiempo que se mide.

Ayer comprobé lo que había dicho la otra vez pero que no había vuelto a escribir: ante cualquier duda, respondan: “es por la guerra comercial con China”. Si les preguntan porqué está cara la acción de Apple o porqué subió la arracacha en la esquina, ¿ya saben qué responder?: “por la guerra comercial con China”. Así es, en la vida hay respuestas prefabricadas, estamos plagados de ellas, la cotidianidad tiene preguntas y respuestas prefabricadas. Fabriquemos nuevas, más bien.

P.D. Recuerden oír mi mix para este fin de semana, para que se enrumben, con un buen jugo de maracumango o con algo más tal vez: