Una oda al ocio

Ayer estaba ojeando el periódico (hojeando el periódico también) y me llamó mucho la atención un evento que reunió a 10 mil personas en el Movistar Arena: una competencia entre varios equipos del videojuego League of Legends. Eran varios equipos de varios países jugando League of legends y aquí en Bogotá era la final latinoamericana. No soy aficionado a los videojuegos, de hecho sé muy poco, de hecho tengo un Playstation 4 que trajo el niño Dios y que poco es usado en la casa, a excepción de Just Dance, Final Fantasy y Knack una vez cada tres meses. No me interesaría adentrarme más en este mundo, soy más melómano que nadie, pero me parece como fenómeno cultural muy interesante que diez mil personas se congreguen en un sitio para ver unos equipos jugar. Sé que ganaron unos argentinos, un equipo llamado Isirus Gaming.

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Yo me pregunto: ¿qué tantas peculiaridades tendrá? me llama mucho la atención. La otra vez tenía un familiar que coleccionaba tarjetas de Yu-gi-oh, entonces él me decía que había unas que eran exclusivas, otra no tanto. Etcétera. Me hablaba de ese tema y yo le preguntaba como si fuera entrevistador de programa de televisión, puesto que me parece impresionante cómo pueden inventar tanto, de hecho amo al Ser humano y su incesante inventiva. Por ejemplo, la otra vez estuve con un erudito en Star Wars y él me contaba muchos detalles imperceptibles para nosotros los mundanos.

Luego recordé, más o menos hace 6 o 7 años llevé a la bebé al SOFA, salón del ocio y de la fantasía en Corferias. No sabía nada pero iba como una esponja dispuesto a empaparme. Había muchos cosplayers que pueden no gustarme, pero lo que me encanta es que haya hobbies que despierten tanta pasión, que haya motivación y creatividad. Había niños con juegos de rol, niñas vestidas de damitas japonesas, niños jugando en línea. Impresionante. Y vuelvo entonces al presente, al Movistar Arena. Diez mil personas viendo jugar League of Legends.

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Hay niñas que tienen grupos que bailan K-pop y publican sus videos ante miles de seguidores; de hecho hay conciertos a cada rato de K-pop, que ni siquiera se imaginarían, lo sé de primera mano. Hay mil fans, hay fandomes, fanzines. Competencias. El ocio es inimaginable.

Nada más serio que el ocio. Es más, el ocio puede tomarse mucho más en serio que las actividades denominadas serias por la sociedad.

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