Los amigos y la locura lúcida

Miro a mi alrededor y me percato de su carácter de efímero; todo puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos, lo que tenemos hoy podemos no tenerlo mañana. Aplica para cualquier objeto, persona, estado civil y hasta estado laboral. Todo se esfuma y lo único que podemos moldear es el hoy, ya, ahora que andan leyendo y ahora que ando escribiendo esto. A propósito, en el aspecto laboral, encuentra uno personas que han estado ahí desde hace muchos años, amigos especiales con los que se comparten gustos y con los que uno asiste a conciertos, personas con la que uno estudiaba para exámenes y que tenían la mirada de la sinceridad y la nostalgia. Amigos con la cordura de un loco, la mejor y más válida cordura de todas. Amigos de varias vivencias. Sobre ellos quiero escribir, sobre las amistades que trascienden unos puestos laborales que inevitablemente fluctúan.

 

Luego de este Intro, está muy interesante el premio Nobel de Economía otorgado a Paul Romer y a William Nordhaus. Ellos tomaron el tema del cambio climático y la innovación tecnológica, usan medias pintorescas y, entre otras cosas, hablan de la necesidad de tener acceso a oportunidades y de la movilidad entre los factores. El Nobel que sí quedó desierto fue el de literatura, sigue Murakami de eterno candidato.

 

Por último, el Dow Jones estuvo muy volátil, ante declaraciones de algunos líderes sobre que la Fed podría estar presentando niveles de locura. También vi gente bailando la danza de las espadas y estudiantes marchando. Todo mientras se exponga en paz y con cordura está bien. O con locura, pero que sea una locura lúcida.

 

Sí, la locura lúcida. La mejor y más válida cordura de todas.

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