El caballo de Hermès

 

 

 

Ayer a las 8:08am empezó a sonar una interferencia, aparentemente extraterrestre o extrasensorial. Me recordó mucho los inicios espaciales de muchas mezclas, de hecho me acordé de un track de un álbum de Plastikman. Pensé que iba a empezar unan fiesta pero no, era una interferencia en una llamada, todos quedamos asombrados. Luego se publicó otro dato, ese sí no extraterrestre sino muy terrenal: el índice de confianza del consumidor. Este dato fue de 4.7, menor al 9.0 esperado.

 

Y aquí viene una pequeña divagación: el dato fue 4.7 y será bueno dependiendo de lo esperado. Si encuestan a mucha gente que espera 4.5, pues el dato será mejor, si yo pongo que lo esperado era 3.0 pues será mucho mejor. Y así. Es relativo. Hace poco oí algo sobre un dato, creo que era el de ventas al por menor: salió menor a lo esperado, pero es que las expectativas estaban aparentemente muy altas. Así que tengamos presente contar con expectativas realistas, ni muy optimistas ni muy pesimistas, para así no llevarnos percepciones erróneas.

 

Ayer tuve lasagnas en medio de comités económicos optimistas. La superposición perfecta entre las láminas de pasta y la carne molida, sellándose todo con una también buena y prominente lámina de queso al horno. Si eso no fuera poco, vi luego una cartera, en su acepción fashionista y no financiera: era una cartera marca Hermès. Hermosa, muy linda. Pero lo mejor fue el accesorio que tenía: el caballito de Hermès en cuero, casi como un títere, colgado y sobreviviendo adyacente a la cartera. Lo quiero para mí.

 

Caballos de Hermès. Detalles que veo por ahí y cuya esencia debo compartir. Detalles que no todo el mundo ve.

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