La confianza que aplica para todo

 

Ayer eran las 8:15am y nada, luego eran las 8:40am y tampoco. Ningún operador se animaba con el primer calce, la pantalla de operaciones concertadas en la plataforma del MEC, operada y administrada por la Bolsa de Valores de Colombia, estaba vacía. Fue extraño, me sentí desolado, más solo que un emperador déspota, como Ewan Mc Gregor (sí, nuevamente el de Trainspotting y sí, el mismo Obi-Wan Kenobi) en su papel de Renton nadando en el baño, era todo soledad. Hasta que a las 9:24am se hizo la primera operación del día. Es más, el día estuvo muy quieto y muchos títulos ni siquiera operaron; los abriles del 28 nada y los septiembres del 30 tampoco.

 

Tuvimos dólar a 2.872,10 pesos, reuniones sobre migraciones tecnológicas, pollo en salsa, alfajores, recordé a Goldfrapp y degusté un típico plato de Cúcuta (la capital de Norte de Santander): unos pasteles de garbanzo formidables, balanceados y amigables. Pastelitos amigables los bauticé. Ayer también hubo mucho calor en la tarde, algo que contrastó mucho con el frío que sentí en la mañana luego de bañarme, al ponerme y quitarme el albornoz.

 

Anoche estaba consultando el famoso libro de J.M. Keynes, la teoría general de etcétera etcétera, y aleatoriamente me llegó esta frase: el estado de la confianza es uno de los principales factores que determinan la inversión. Y sí, recordé que sin confianza no hay nada. Siempre se debe generar y cuando se pierde es difícil retornarla.

 

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