Necesitamos un gato de la suerte

El viernes el escenario cambió; digamos que un medidor de lo que ocurre en el mundo son los títulos del gobierno de Estados Unidos, los Tesoros. Estos se suben o se bajan a medida que van ocurriendo eventos relevantes.

Últimamente habían subido porque se tenían unas expectativas de que allá en Estados Unidos algún día subirían tasas de interés, pero lo que ocurrió el viernes es que se produjo incertidumbre y miedo por conversaciones incómodas en todo el tema de armamentos nucleares y demás. Debido a esto, como los inversionistas ven la situación mala, entonces se refugian en lo seguro, de ahí a que la tasa de los de 10 años se haya bajado del 3.11% al 3.06%.

 

Así como bajan, ocurre una declaración positiva, un apretón de manos, un abrazo, un meme o hasta un beso y todo vuelve a cambiar, eso sí ténganlo por seguro. Lo frágil y efímero de una decisión. Esta es la actualización en datos, en dólares a 2.922 pesos, para iniciar semana.

 

En un libro que leo mencionaron al Maneki Neko, una imagen que siempre había visto pero cuyo nombre no sabía. Es el famoso gato de la suerte japonés, ese

gatico en porcelana que hemos visto    alzando la mano, a veces la derecha

o la izquierda, a veces dorado, negro o blanco. Es hermoso, me encanta, quiero uno. Necesitamos esa suerte: para todo lo que viene siempre, para todas las amenazas nucleares, para todas las amenazas de la madre Tierra, para todas las dinámicas de tarjetones, equises y urnas.

 

Necesitamos a ese gatico.

 

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