Los clichés, el azadón y los Converse en la política

Primera escena: un candidato, no es relevante si es hombre o mujer o indeterminado. Quiere ser alcalde o presidente. Entonces resulta que el tema del día es la juventud, el foro con los jóvenes. El infomercial, publicidad o las vallas publicitarias muestran al candidato con cara de circunspecto, sonriendo y, claro está, debe estar acorde con la juventud, entonces viene el trillado término de los millenials, los centennials y que los nativos digitales, que nacieron con la internet bajo el brazo y que debemos estar acorde con la nueva generación. Por lo tanto, como les decía, el publicista se ingenia para promocionar la campaña a un muchacho con audífonos en la cabeza, no importaría si son aisladores de sonido como los Bose o si son los normales Sony redondos negros, no importa, importa es que tengan audífonos. “Sí, jefe, pongan a un muchacho con audífonos, también debe tener un jean desteñido o roto y unos Converse”. Lo muestran con cara de preocupación pero al lado aparece el candidato o candidata con una cachucha al lado, seguramente con Converse (¿en serio Converse?) y diciendo que es el candidato de los jóvenes, perdón perdón, de los millenials.

Segunda escena: Ahora el subject es el campo. Entonces vuelve a jugar y a aplicar sus técnicas el señor publicista. No sé si esto es de autoría del candidato o del publicista, en fin. Entonces claramente dentro de los objetivos el candidato debe mostrar empatía con la gente, por lo cual aparece sudando con unas botas Machita y con un azadón, qué sé yo. Ya no es millenial ni audífonos ni nada: ahora él o ella es polifacético entonces está abrazando a Don José o a Doña Yolanda, baila con ella algo de joropo, se ríe, se mete a la cocina, coge un cucharón y prueba algo del sancocho que doña Yolanda o Don José está preparando. Entonces supongamos un slogan (o eslogan para ser más hispanos): yo soy el candidato del campo y cocino el porvenir del país. No sé, algo así.

Tercera escena: ahora el tema es el deporte. Vuelve y juega, literal. Hay un partido, o están en algún coliseo o en alguna cancha comunitaria. Entonces el candidato o candidata se pone la pantaloneta y coge unos guayos bien bacanos e intenta mantener la pelota en el aire. Dice algo de Messi o de Cristiano Ronaldo o echa el chiste épico: sí, que sí era gol de Yepes. El publicista propone algo como “esta vez me juego este partido por mi tierra”, porque no hablo solo de Colombia, esto puede ocurrir en cualquier lado. Supongo y quiero creerlo.

Es lo que yo llamaría las empatías afectadas. Los clichés, lo iterado, lo predecible. O como dijo Otto von Bismarck: “Nunca se miente más que después de una cacería, durante una guerra y antes de las elecciones”. Más bien pondré música en mis audífonos aisladores de sonido, es más interesante y legítimo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.