Cazador de soundtracks

He descubierto un inmenso gusto hacia la siguiente interacción: Ver una película a todo volumen, habiéndola previamente escogido con mis criterios establecidos, gozarla, emocionarme, si es el caso devolverme para revivir algún diálogo pero, más importante que todo esto, estar pendiente del soundtrack. Para realizar esta labor de seguimiento bien podría meterme a internet y buscarla y ya, pero luce más interesante estar con el celular listo y engatillado, con el shazam, para de una saber qué es lo que suena.

Copenhagen

(qué hermosura Copenhagen….fuente: www.filmaffinity.com)

También por otro lado es importante grabar la escena en la que la música y los diálogos llenan el alma para, acto seguido, compartirlo vía whatsapp, snapchat o una aplicación que conocí hace poco llamada “Musical.ly”.  No hablemos de instagram, twitter ni facebook, aquí ellas no aplican, aquí ellas no existen. Las escenas con buena música son para snapchat o para los contactos de whatsapp que, dado el conocimiento previo de ellos,  podrían disfrutar. Si es algo de trance, uno ya sabe a quién enviarle; si es algo de baladas francesas de los años setenta, ya tengo el destinatario, y así sucesivamente. La labor de ver la película, shazamear y compartir, todo este conjunto, constituye la dinámica, en su máximo esplendor, del melómano cinéfilo versión 2016.

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 (esto es de Begin again…fuente: singersroom.com)

Hace poco veía Copenhagen, una bella película de 2014. Independientemente de la trama, del final, de la relación entre los dos protagonistas, de lo bellos que son y de las locaciones urbanas de esta ciudad danesa, hubo una escena en la que están en la discoteca de moda. Alto. Hay que detenerse, hay que poner Pausa. Es un techno asfixiante, delirante y delicioso, un techno que les comparto a continuación: “Northern Structures” de Self Similarity. Luego, un par de minutos después, suena “State violence state control” de Arnaud Rebotini. Qué delicia, qué buen plan ahí, en una discoteca de Copenhagen.

Mientras veía otra película, Begin Again, también pude detectar unas cuantas canciones interpretadas por su misma protagonista Keira Knightley. “Lost stars” es muy bonita. Me parece que Keira cuadra para películas históricas y en esta, si bien es actual y muy estadounidense,  también pasa. Lo que no me cuadra nunca es su risa: ella es bonita (digamos que normal y planamente bonita) mientras está seria, pero cuando se ríe todo se daña. Eso pasa con muchas, con demasiadas mujeres.

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(ella es Phoebe Ryan, recomendadísima…fuente: www.josepvinaixa.com)

Siguiendo con las travesías musicales conocí “Mine” de Phoebe Ryan, de la película How To be Single. Y de la película If I stay, sobre una niña que muere, oí “Halo” de Ane Brun. Gran canción, gran momento atmosférico acompañado de todo este tema de la muerte, de ver el túnel y de salvarse.

Lo interesante es que en la búsqueda precisamente salen nuevas cosas. Shazam es el mejor asesor y YouTube es la mejor discoteca. En el momento en que buscamos por ahí en las redes sociales vemos recomendaciones, vamos abriendo puertas, todas ellas voluntarias, todas ellas con la voluntad de aprender más, de gozar más. Algo compartimos, algo nos guardamos, cada quien verá si hace caso  o no.

Todo esto que percibo ayuda a sobrellevar y a hacerle contrapeso a los dogmas y a las solemnidades, también ayuda a sobrellevar las otras películas de acción que no dejan nada, esas de rápidos, de furiosos y de Tarantinos con tonalidades de rock and roll poco agradables.

Sí, ando con mi Shazam como quien busca Pokemones. Yo busco canciones, belleza y sensaciones.

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